De Lunes a Lunes/Semana 12+1/De que vuelan, vuelan

¡Hola, hola, mi gente linda de @venezolanos Steem!

_{Imagen creada en Power Point con una imagen de Pixabay}

Quiero aprovechar esta oportunidad que nos ofrece @charjaim de contar alguna experiencia que de pronto nos hacen dudar de las certezas y creencias que tenemos en nuestra vida. Yo tengo para contar dos. Dos experiencias que me pusieron a dudar sobre mi salud mental e, incluso, me hicieron pensar en ir a un psiquiatra. Sin embargo, el tiempo me ha demostrado que no las imaginé y que simplemente, ocurrieron.

La primera experiencia ocurrió hace unos años atrás. Yo era una chama, tenía 21 años, (ahora sigo siendo chama, pero con más edad, pues) y una vecina de mis amigas había decidido ser Santera. Yo realmente, no creo en esas cosas, porque cuando era pequeña, sufrí una enfermedad y mi mamá me llevó a cuanto brujo, santero, curioso que le decían.

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Yo era muy pequeña, pero recuerdo que uno de ellos la estafó y eso fue todo un show. Evidentemente, viendo esas cosas yo crecí sabiendo que no debía caer en el juego de esas cosas. Lo cierto es que esa vecina, estaba leyendo las cartas. Todos estaban allí concentrados y, a manera de juego, yo le digo: Léeme las cartas a mí. Tomo asiento y procedo a escuchar lo que tenía para decirme.

Ella me dijo un montón de cosas, pero hubo una que me llamó la atención.Ella me describe a una chama que según ella era muy cercana a mí y me dijo que ella me tenía mucha envidia, porque yo había logrados que ella no y por eso no debía confiar en ella. Yo recuerdo que en el momento le dije bueno, si quiere logros que se ponga a buscarlos en vez de estar envidiando a la gente.

La chica era de piel blanca, mediana estatura, pelo por los hombros negro. Yo me quedé ese día en la casa de mi amiga y cuando regreso a la mía, después de varias horas de chachara con mi mamá, le conté lo que pasó y la cara de ella pasó de ser risueña, a trasnformarse en sorpresa, pero de esas que son malas. La chama llegó a la puerta de mi casa justo cuando yo terminaba de decirle a mi mamá cómo era.

Ahora, me río, porque mi cara fue un todo un poema y la de mi mamá no les quiero ni contar. Eso me dejó atónita. Ella era mi mejor amiga de la infancia. Ella vive al lado de mi casa y cuando me la describieron yo no atiné a descubrir quién era, pero eso sucedió y yo no le encontré explicación.

La segunda experiencia, sucedió hace dos años. Yo estaba en casa de mi amiga que, por cierto es la misma casa en donde me leyeron las cartas. Resulta que ella y yo estábamos en el porche regando las matas. Ella sacaba el agua y yo las regabas, pero hubo un momento en el que yo debo darle la espalda y sigo hablando como una lorita de esto y de aquello y lo otro.

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Mientras hablaba, yo sentía que alguien se acercaba a mí por detrás. Sus pasos eran pesados, contundentes, fuertes. Su presencia real. Era la de una persona que llegó trás de mí. Cuando, esa persona se acercaba, venía mi amiga saliendo de la casa con la pala, el cepillo y una bolsa para recoger una basura en el porche, acto seguido, desapareció esa persona entidad, espanto o como quieran llamarlo.

Mi amiga me queda viendo y me dice qué pasó. Esa noche no le dije nada, porque ella es cobarde demás y no hubiera dormido nada. Yo me fui a dormir. Oré. Oré como nunca, pero no sentí miedo. Llamé a mamá, asi como quien no quiere la cosa, para preguntar dar las buenas noches y preguntar cómo habían pasado el día. Ellos me dijeron que bien.

Esa noche no pasó nada más. Yo dormí como un lirón. Amanecí muy bien y con mucha calma. Después de alistarnos para salir a trabajar, por el camino, le conté a mi amiga lo sucedido. Ella se puso pálida y tuve que llevarmela a la casa, porque ella de ninguna manera iba a dormir en su casa sola.

Luego, ella le preguntó a una persona sobre eso y le dijeron que ese muertico era mío. Yo me reí demás, porque le dije: Mira, mija, no cargo con vivos, voy a cargar con muertos, hazme el favor... A ella se le quitó la angustia y logré calmarla.
Nunca supe quién era o qué era, pero no olvido su presencia, su materialización, sus pasos. Es algo a lo que hoy todavía no le encuentro ninguna razón, al menos no, lógica.

Esas cosas simplemente pasan. Yo creo que existe una energía que está por encima de nosotros, algo que nos cuida, previene. Esa energía, genralmente, la llamo Dios. Creo en él, en la oración y en que todo acto de bondad, genera un acto de bondad. Hay muchas cosas de las que todavía no tenemos certezas.

Vuela? No lo sé, pero, por si acaso tenemos que estar atentos. Nunca se sabe, De que vuelan, vuelan...