#Reto12Votos- Semana 49- Palabras- Ema y las palabras

Hola, bienvenidos a la semana 49 del #Reto12Votos ofrecido por Club12, creado por @pavelnunez y continuado por @avellana. Para esta semana nos toca emprender el camino de la escritura, siendo la Palabra el eje central de este proceso. Así que, sin más preámbulos, les presento mi publicación.

Ema escuchaba atenta las indicaciones de la maestra. Ésta les pidió hacer una composición sobre las Palabras . ¿Palabras? – Pensó, Ema. Pero ¿Por qué alguien mandaría a escribir sobre eso?

Fuente

Pronto, sonó el timbre de salida. Intranquila y confundida, caminó hasta su casa. Al llegar, unos brazos abiertos la reciben con amor. Era su mamá, quien notó su contrariedad. Esta rápidamente, sirve la comida y se disponen a comer. Mientras, comían, su mamá le contaba historias de su día, pero Ema, ensimismada, sólo pensaba en la tarea: redactar un texto sobre las palabras.

Su mamá al notar que su hija no le prestaba atención, le dice, mientras recogía los platos:

-Ema, a veces, tenemos que mirar las cosas desde otro punto para darle la vuelta y sacar el mejor provecho de éstas. La chica mira a su madre y le regala una sonrisa. Pensativa se retira a su cuarto.

En su cuarto, después de leer algunas cosas sobre el tema, decide tomar su cuaderno y su lápiz. Comienza así, a escribir. Inicia con varias oraciones, pero no la llevan a ningún lado. Entonces, las palabras de su madre vuelven a ella y se permite mirar su texto desde otra perspectiva. Después de mucho pensarlo, recuerda la clase de gramática en la que practicaban las palabras agudas, graves y esdrújulas. Recordó la melodía de las palabras agudas, sobre todo aquellas que terminan en –ción, que tanto le gustaban para hacer sus poemas. Pensó en las graves por las que sentía mucho pesar, porque, según ella, sufrían mucho. Éstas padecían de una enfermedad que las tenían sumidas en una gravedad constante.

Sin embargo, su percepción sobre las Esdrújulas era distinta. Para ella, las Esdrújulas eran soberbias, independientes. Para Ema, estas palabras no se sometían a reglas para Ser en el mundo de la escritura. Ellas se apropiaron de sí mismas y decidieron ir por cada renglón con una tilde en su cabeza para así marcar la diferencia.

Así pasó un buen rato, escribiendo sobre la agudeza, gravedad y soberbia de las palabras. De pronto, pensó en aquellas que nombran que otorgan color a otras palabras, las que tenían la responsabilidad de darle vida a todo, las que unen, de las que nos indican cuándo, cómo y dónde suceden las cosas. Ema sintió admiración hacia todas ellas. Sentía que cada una de ellas tenía su lugar bien ganado dentro de un texto y por eso tenían que ser respetadas. Debían ser honradas y para eso se tenía que tener conocimientos claros sobre su uso y escritura.

Sonrió al pensar en la siguiente oración: Ayer, Pedro compró la casa verde. Se decía a sí misma, no la compró Juan, la compró Pedro. No fue cualquier casa, fue una casa verde. No fue hoy, fue ayer. También comenzó a jugar con el orden de las palabras: casa pedro la ayer compró verde. Esto le permitió confirmar que la coherencia y cohesión son elementos vitales para crear un texto hermoso.

-¡Qué maravillosas son las palabras! Pensó, Ema. Con ellas podemos entender mensajes, darle sentido a las cosas y a nuestra vida. Poco a poco, se emociona y sigue escribiendo.

De pronto, otra idea llega a ella. Algo que hasta ahora, no había considerado: las palabras sirven para hacer cosas. Pero ¿cómo era eso posible? Pensó. ¿Será acaso que son las palabras llaves para conseguir cosas en la vida? Después de mucho reflexionar, asumió que sí lo eran, pues cada texto tiene implícita una intención : un texto puede informar, persuadir, deleitar, negar o refutar ideas, por lo que es imperativo tener claro qué queremos hacer con él.

Ella entendió que las emociones están hechas de palabras, que las promesas son palabras con compromisos, que el amor verdadero se expresa con un te amo, que un gracias, un perdón, un por favor y un adiós pueden salvar cualquier situación. Descubrió que no todas las palabras tenían que expresarse, porque debían quedar en la intimidad de nuestros pensamientos y, con mucho pesar, asumió que las palabras podían destrozar el alma y dañar a otros y a nosotros mismos.

Finalmente, Ema, la chica que se sentía aturdida por la tarea asignada, pudo escribir sobre las palabras y muy contenta afirma lo siguiente:

Las palabras nos permiten conocer otros mundos posibles, tender puentes con otros, sanar heridas del alma, pero también pueden llegar a lastimar, por eso es necesario ser cautos al momento de proferirlas para evitar dañar a otros y nosotros mismos. Así mismo, comprendió que cada palabra tiene su lugar dentro de una oración, que una oración en el lugar equivocado puede dañar el sentido del texto, que las palabras tenían su entonación propia y muchas cosas más, por eso es importante apropiarte de ellas amarlas y respetarlas.

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