El profesor Cortázar y su libro hablado
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más.” — Julio Cortázar
... El título viene porque en mi pequeña biblioteca, buscando entre libros encontré uno que no se trata propiamente de algo que haya escrito Julio Cortázar, sino que viene de sus palabras, y no precisamente como orador, o conferencista, es oral, alumnos que tuvieron el privilegio de tenerlo como El profesor menos pedante del mundo, como lo cita en el prólogo Carles Álvarez Garriga.
Cortázar describe oralmente sus escritos, lo que pasó por sus pensamientos, sus ideas y cómo fue desarrollando la diversidad de sus temas, su experiencia como escritor la va describiendo en el aula con brillante soltura, con suma honestidad.
Estas clases de literatura fueron dictadas por Julio Cortázar en octubre y noviembre de 1980, en Berkeley, California, Estados Unidos, apenas dos meses de este curso universitario, se trata de una grabación de 13 horas que luego fueron transcriptas, en las lecciones se abre un diálogo con los estudiantes, no solo de literatura, sino de otros temas, Cortázar permite que los alumnos se acerquen haciendo más fácil el aprendizaje.
En una primera clase Cortázar aclara sin discriminar o dar un juicio de valor, y deja muy claro, que es un autor y lector de cuentos y novelas con mucha dedicación. Y afirma que son muy diferentes, trata primero el cuento, porque como tema es de un acceso más fácil, se deja atrapar.
Señala que a medida se le planteen los problemas de trabajo buscará las soluciones.
Reseña que para entrar con más provecho en el cuento latinoamericano alguna vez dio por llamar en una charla “los caminos de un escritor”, la forma en que se fue moviendo a lo largo de 30 años en la actividad literaria.
Manifiesta las tres etapas muy definidas por las que pasó como escritor: estética, metafísica e histórica.
Cortázar señala: Siempre he escrito sin saber demasiado porqué lo hago, movido un poco por el azar, por una serie de casualidades: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar por la ventana.
Mención aparte tiene que ver: Escribí Rayuela y en esa novela puse directamente todo lo que en ese momento podía poner en ese campo de búsqueda e interrogación.
Una alumna hizo esta pregunta: ¿Usted dice que sus etapas estética, metafísica e histórica en cierta manera paralelan las etapas de los cuentistas de Latinoamérica. ¿Cuál le parece que va a ser la etapa o la dirección futura?
Cortázar: Bueno cuando me hacen preguntas sobre el futuro contesto siempre que no soy un vidente, ni siquiera soy lo que ahora llaman futurólogo. Me han dicho que hay una ciencia que llaman Futurología con señores capaces de decir mediante extrapolaciones y proyecciones que em el año 2020 en Albania va a estar sucediendo tal cosa. Esperemos que suceda algo en Albania en el año 2020… No soy futurólogo, entonces es muy difícil contestar a ese tipo de pregunta.
Parte de una respuesta a un alumno: Los cronopios y famas, nacidos y escritos en los años 50 y comienzos del 60, más textos de un librito que se llama Un tal Lucas también cortos, más otros pequeños textos incluidos en lo que llamo libros almanaque (La vuelta al día en ochenta mundos y Último round), toda esa serie de pequeños textos son mi gran juego personal, mis juegos de niño-adulto-escritor o adulto-escritor-niño. El niño nunca ha muerto en mí y creo que en el fondo no muere en ningún poeta ni en ningún escritor. He conservado siempre una capacidad lúdica muy grande... Casi al final de esta parte señala lo divertido que son los cronopios además de quererlos mucho. Y en una parte de una respuesta afirma; ¿Te imaginas que por el hecho de ser latinoamericanos estuviéramos todos unidos en la temática, y lo que sería mucho peor, en la escritura? ¡Eso se traduciría en un aburrimiento universal!
En una segunda clase que se titula El cuento fantástico I: el tiempo, Cortázar les hace saber a los estudiantes que dedicará otro tiempo para poder atenderlos a todos. Así se dirige a los alumnos: Todo esto me molesta muchísimo porque el problema es que ustedes son tantos y yo soy tan poco... Lo que me gustaría es poder verlos, y a veces en conjunto también, de una manera más espontánea porque algunos de ustedes han ido llegando cada media hora a la oficina -se lo dije a uno de ellos- tengo la impresión de ser un dentista que estoy esperando cada media hora a un paciente, lo cual no es agradable para uno ni para otros.
Una última pregunta de esta segunda clase: En Rayuela hay una pequeña frase en que en el club hablan sobre la importancia del principio de incertidumbre de Heisenberg en la literatura. Me gustaría saber cuál es la importancia, y si usted ha tomado de ese principio la noción del cambio del tiempo.
Cortázar: Yo soy un gran lector del periódico Le Monde y que todos los jueves -creo- publica una sección científica al alcance de los que no somos científicos. Siempre leo esas páginas con mucho interés porque a mi manera alcanzo a comprender algunas cosas que entran para mí en lo fantástico, como puede ser el concepto de antimateria. Ustedes saben muy bien que los físicos manejan una noción de antimateria que tiene la misma realidad que la materia; para ellos existe la materia pero además, en el campo del átomo (y aquí ya no puedo explicar más nada) hay fuerzas que son lo contrario de la materia. Esas cosas las aprendo leyendo Le Monde y de la misma manera aprendí una vez que Heisenberg había postulado eso que se llama -usted lo dijo- principio de incertidumbre, que creo que viene de tiempos de Oppenheimer y de Einstein. Cuando se llega a lo más alto de la investigación, de las posibilidades de las matemáticas y la física, se abre un terreno de incertidumbre donde las cosas pueden ser y no ser, donde ya las leyes de las matemáticas no se pueden aplicar como se venían aplicando en los niveles más bajos. Sin duda que esto es sólo lejanamente así, pero me di cuenta de que es exactamente el proceso que se da también en cierta literatura y en cierta poesía: en el momento en que se llega al límite de una expresión, ya sea la expresión de lo fantástico o la expresión de lo lírico en la poesía, más allá empieza un territorio donde todo es posible y todo es incierto y al mismo tiempo tiene la tremenda fuerza de esas cosas que sin estar reveladas parecen estar haciéndonos gestos y signos para que vayamos a buscarlas y nos encontremos un poco a mitad de camino, que es lo que siempre está proponiendo la literatura fantástica cuando lo es verdaderamente. De modo que me pareció que este principio de incertidumbre (el hecho de que un físico puede afirmar que hay cosas que no son absolutamente así, que pueden ser de otra manera y que científicamente no hay manera de calcularlas o medirlas y son perfectamente válidas, perfectamente operantes) me parece que es estimulante para la literatura porque siempre los hombres llamados de letras, (muy cómica esa expresión: hombres de letra, la sopa de letras…) durante mucho tiempo hemos tenido cierto complejo de inferioridad frente a los científicos porque ellos viven de un sistema satisfactorio de leyes donde todo puede ser demostrado, se avanza por un camino y se alcanzan nuevas leyes que explican las anteriores y viceversa. En literatura estamos manejando ese maravilloso juegos de cubos de colores que es el alfabeto, y de ahí sale todo, desde la primera palabra hablada o escrita por el hombre hasta mi libro publicado esta noche aquí en Berkeley. De esos 28 signos - según los alfabetos- sale todo, y hemos tenido un cierto complejo de inferioridad con respecto a los científicos porque no ha parecido que la literatura es una especie de arte combinatoria en la que entran la fantasía, la imaginación, la verdad, la mentira, cualquier postulado, cualquier teoría, cualquier combinación posible, y corremos muchas veces el peligro de estar yendo por malos caminos, por falsos caminos y los científicos dan una sensación de calma, de seguridad y de confianza. Bueno, todo eso para mí no existe ni ha existido jamás, pero cuando leí lo del principio de incertidumbre de Heisenberg me dije: “¡Diablos, ellos son también como nosotros! ¡También hay un momento de su investigación, de su meditación -justamente la más alta y la más ardua, en que de golpe empiezan a perder los pedales y se les mueve el piso porque ya no hay certidumbre, lo único que vale, es el principio de incertidumbre¡”. Bueno, ésa es la explicación.
En la tercera clase tenemos El cuento fantástico II: la fatalidad;
Alumno: ¿Cuál considera su mejor cuento?
Es una pregunta que no diré que no me guste, pero no me gusta porque no sé qué contestarte, ése es el problema.
Alumna: Es como preguntarle a una madre a cuál de sus hijos quiere más.
Hay cuentos a los que por razones existenciales y porque personalmente me concernían mucho sigo todavía muy atado, como es el caso de “El Perseguidor”. Si finalmente tuviera que elegir así, a vuelo de pájaro, un cuento sobre todo lo que he escrito pienso que “El Perseguidor” sería mi elegido por muchas cosas; primero porque me mostró la forma en la que estaba pasando de una etapa que podría tener sus méritos pero que era bastante negativa en el plano literario y en el plano latinoamericano. Hablando con toda distención, ese cuento fue una especie de revelación, algo de eso que les dije los otros días cuando hablábamos de los caminos de un escritor: fue una especie de bisagra que me hizo cambiar. No es que me haya cambiado a mí pero que lo haya escrito es prueba de que yo estaba cambiando, un poco lo que el personaje de “El Perseguidor” busca en el cuento, yo lo estaba buscando también en la vida. De ahí que casi inmediatamente después escribí Rayuela, donde trate de ir hasta el fondo en ese tipo de búsqueda. No puedo decir más que eso_.
Habla de un cuento largo, del cual señala haber elementos fantásticos, y el que lo haya leído sabe que es cabalmente realista, se refiere a “La Autopista del Sur”, algo que realmente puede sucedernos a cualquiera de nosotros mientras conducimos un automóvil por una autopista.
Es de esos momentos de la vida en que nos encontramos embotellados, en un tiempo prudente, en la autopista, y se producen esos desencuentros de diversos personajes.
Tratando de explorar y profundizar en el cuento, los encuentros que se pueden producir si que nadie hubiera querido estar ahí.
Ahí relata perfectamente cómo se produce una sociedad humana en condiciones anómalas, cuando un grupo de gente sin proponérselo queda aislada, donde pueden dar al encuentro clases sociales muy diferentes, una situación que se prolonga entre seres que nunca antes habían compartido.
Cada detalle de este cuento es narrado por Cortázar con una increíble precisión, que de verdad se trata de algo imperdible.
Señala algo anecdótico y es que cuando escribió ese cuento nunca había estado en una tranca, ligo esto con una pregunta que le hace una alumna: Pero el tema de sus novelas y de sus cuentos no se desprenden necesariamente de su experiencia personal.
En absoluto, pero también ocurre con frecuencia que en pleno relato imaginario -en las novelas sobretodo- hay momentos, episodios, situaciones y personajes que vienen de una experiencia vivida y entran con toda naturalidad; en ese caso no veo por qué tendría que rechazarlos: se incorporan a lo que estoy inventando y tengo la impresión de que lo inventado y lo no inventado finalmente forman parte de la ficción total del relato.
Para finalizar la tercera clase una alumna pregunta, tal cual: ¿En qué escribe usted, en español o castellano, o en francés?
Responde Cortázar: No, no, creo que los que han leído o han oído algunos fragmentos de estos cuentos se darán cuenta de que no están traducidos. Escribo y escribiré toda mi vida en español; el francés lo guardo para la correspondencia cuando tengo que escribirle a un francés. El español es mi lengua de escritor.
En la cuarta clase sobre el cuento realista habla de “Apocalipsis de Solentiname”, señala que es uno de los más realistas que haya podido imaginar o escribir porque está basado en gran medida en algo que vivió, que le sucedió y que trató de relatar y escribir con toda la fidelidad y claridad posibles. Señala que al final del cuento irrumpe un elemento fantástico sin ser un escape de la realidad, por el contrario, llevando las cosas a sus últimas consecuencias, lo señala como visión latinoamericana de nuestro tiempo, logrando llegar al lector con fuerza, obligándolo a sentirse implicado en el relato. En esta clase Cortázar leyó el cuento a sus alumnos, dándole mucho más valor a la lectura que a la misma explicación.
En la quinta clase que se trató sobre Musicalidad y humor en la literatura, Cortázar deleitó con sus palabras sobre el humor en la literatura y sus cosas, la música, el juego. Y dijo: Uno tiene más una intuición que un concepto, más una práctica que una teoría, y cuando los quiere atrapar teóricamente tiende a escapar.
Un alumno preguntó: ¿Qué tipo de trompeta toca usted?
Yo no toco ninguna trompeta, toqué en alguna época para divertirme.
Alumno: Unos amigos me han dicho que toca.
Lo quisieran ellos, pero hace ya varios años que por razones de trabajo e incluso por razones muy prácticas he dejado de tocar la trompeta porque en París es muy difícil tocarla sin que inmediatamente venga la policía. ¡Todos los vecinos proceden a quejarse inmediatamente! La trompeta es un instrumento que no se puede esconder, de modo que es simplemente un recuerdo. Además siempre toqué muy mal y para mi propio placer. No salí de una etapa muy muy muy de aficionado.
Lo lúdico en la literatura y la escritura de Rayuela, así se llama la sexta clase.
Cortázar: Un escritor juega con las palabras pero juega en serio; juega en la medida en que tiene a su disposición las posibilidades interminables e infinitas de un idioma y le es dado estructurar, elegir, seleccionar, rechazar y finalmente combinar elementos idiomáticos para que lo que quiere expresar y está buscando comunicar se dé de la manera que le parezca más precisa, más fecunda, con una mayor proyección en la mente del lector.
Los que han leído Rayuela han visto que no se presenta de una manera lineal. Se le puede leer hasta cierto punto linealmente, desde el principio hasta una cierta altura dejando de lado el resto, o se puede leer con un segundo sistema de lectura: pasando de un capítulo a otro hacia adelante y hacia atrás guiándose por un sistema de envíos, de remisiones de un capítulo a otro. Eso hace que la estructura del libro no sea fácil de captar pero refleja un poco dos cosas: las circunstancias en que fue escrito, concebido, y las intenciones del autor.
En la séptima clase: De Rayuela, Libro de Manuel y Fantomas contra los vampiros multinacionales.
Cortázar dice algo de los tres niveles de Rayuela, un libro que él califica de “metafísico”, sobre gente profundamente preocupada por problemas de tipo individual que tocan la ontología y la metafísica, así describe el primer nivel.
Del segundo nivel señalan que fueron vital mientras la escribía, que a su vez le produjo situaciones de tipo personal muy complicadas, como la expresión, el lenguaje y concretamente el de la escritura.
Cita textual: La manera directa de un escritor es la palabra, y en mi caso concreto la lengua española. Pero ¿qué quiere decir la lengua española (o el castellano, si se quiere utilizar esa expresión) cuando se está buscando transmitir una serie de vivencias y de intuiciones que muchas veces van en contra de la historia, de los valores aceptados, de las instituciones que todo el mundo acepta de grosso modo o más o menos.
En el segundo nivel intenta ser un crítico, en el primero hay una crítica de la realidad como es recibida a través de la historia, mientras en la segunda la crítica es a los medios y puede ser expresada y comunicada.
El tercer nivel de Rayuela es una referencia directa al lector y de ahí sale esa noción de lo que el libro se llama “el lector cómplice”; el autor de Rayuela es un escritor que pide lectores cómplices; no quiere lectores pasivos, no quiere el lector que lee un libro y lo encuentra bueno o malo pero su apreciación crítica no va muy lejos y se limita simplemente a aprovechar todo lo que libro le da o a sentirse indiferente si el libro no le gusta, pero sin tomar una participación más activa en el proceso mismo del libro.
En el Libro de Manuel señala lo curioso que pasó en la novela, por la molestia o la ofensa de meter la política en libro, ya que su política era muy contraria hacia muchos, y que no resulta agradable leer a un escritor al cual uno le tiene aprecio intelectual.
También hace referencia de una tira cómica de esas basadas en el triunfo del bien contra el mal donde lo sorprende por ser el personaje sin su previa autorización.
Erotismo y literatura la octava clase.
Aquí señala que en la América Latina el problema del erotismo en la literatura ha sido muy dramático porque se puede decir que hasta 1950 las situaciones eróticas en las novelas y los cuentos se han expresado de manera metafórica, con imágenes perfectamente clara que no dejan ninguna duda sobre lo que se está describiendo o hablando pero que de todas maneras suponen el hecho de tener que disimularlo con un sistema de imágenes o de metáforas. las situaciones eróticas son tratadas siempre de una manera un poco excepcional y eso está revelando muy claramente hasta qué punto el peso de los tabúes y las represiones del pasado se sigue manifestando todavía.
Señala la inmensa diferencia que existe entre erotismo en la literatura y lo pornográfico, y lo hace dejar muy claro, cuan importante es y fundamental en la vida de una persona, tanto mental e intelectual.
Algo final: Me alegro de que ustedes encuentren en nuestra literatura el suficiente interés y fascinación como para estudiarla, interrogarla y gozar de ella; creo que en eso está la prueba de que a pesar del amargo panorama que la rodea en muchas regiones de nuestro continente esa literatura sigue siendo fiel a su destino, que es el de dar belleza, y a la vez a su deber, que es el de mostrar la verdad de esa belleza. Muchas gracias.
Esto apenas son pequeños extractos de la amplia lecciones de literatura dictadas por el escritor argentino, en las que se puede escuchar sus pensamientos en voz alta, su paciencia, su humildad, para llevar a los alumnos las inquietudes por el saber en qué basó sus relatos, qué pudo haber influenciado sus escritos, y si todo lo que juega a favor y en contra para poder escribir sus cuentos y novelas, definitivamente se trata de una joya literaria, que además sin ningún egoísmo nos enseña de una forma directa las condiciones y lo que debemos tomar en cuenta a la hora de escribir. Definitivamente un gran profesor dictando clases de literatura.
Las fotografías expuestas aquí son propias, tomadas con un Alcatel Xcite, de mi pequeña casual colección de libros del gran Cortázar.
Las citas pertenecen al libro Julio Cortázar CLASES DE LITERATURA Berkeley, 1980 de la editorial Alfaguara, impreso en Venezuela en enero del 2014.