Los animales siempre me han encantado. Desde pequeña, veía en la televisión programas acerca de la naturaleza que existe en todo el mundo, y también me fascina como uno de mis hobbits investigar acerca de los animales que viven o han vivido en la Tierra; cuando era niña, me encantaban especialmente los felinos y los reptiles, siendo estos primeros la razón número uno por la que me convertí en amante de los gatos. Sin embargo, en mi casa nunca habían tenido gatos, por lo que existía un estigma de que eran un poco peligrosos y ariscos. A pesar de ello, mi insistencia fue tanta que mi abuela hizo una alianza conmigo y decidió adoptar dos gatas en su casa, las primeras que he tenido en mi vida. Desde ese entonces, se podría decir que se desbloqueó una de las partes más importantes de mi vida. Estas gatas siguen conmigo, tienen aproximadamente ocho años y, aunque han tenido sus altibajos, gozan de buena salud y son muy felices.

_{Pinta. Fotografías de mi propiedad.}

Sus nombres son Pinta y Skyler; Pinta es una gata enorme, de pelo principalmente blanco, con manchas negras y naranjas. Su hermana, Skyler, es amarilla con algunas partes blancas. Ambas llegaron juntas; mi tío las trajo desde su apartamento en Maracaibo hasta nuestro pueblo, donde han tenido una vida cómoda y larga en la casa de mi abuela. Ellas tienen una historia curiosa. Nacieron el 24 de diciembre, un día que mi tío estaba de visita en nuestra casa; al regresar a su apartamento, se encontró con que una de las gatas callejeras que alimentaba había colocado a sus cachorros recién nacidos en la puerta de su casa. Los adoptó a los cinco, la mamá incluida; esperó a que crecieran para poder regalarnos a las hermanitas. Desde allí, fue un descubrimiento cada día a su lado; tienen la personalidad de unas princesas: son intocables, consentidas y muy demandantes. Pinta es súper cariñosa y juguetona, mientras que Skyler, a pesar de que es un poco odiosa, es la favorita y la más apegada a mi abuela.

_{Skyler. Fotografías de mi propiedad.}

Luego de la llegada de las dos gatas que marcaron mi vida, pasaron algunos años hasta que fuimos invadidos por dos pequeños y adorables gatos callejeritos que pronto se volvieron parte de nuestro hogar. Estaban muy maltratados, con mucha pérdida de pelo, desnutridos y deshidratados. Les coloqué dos nombres bastante particulares: Miley y Michael. Fue cuestión de colocarles un poco de comida para que todos los días volvieran a la misma hora a comer. Algo curioso de estos gatos es que jamás se bajaban de la pared donde estaban, ya que temían del suelo. Eran dos hermanitos inseparables, y solamente con el pasar de los años decidieron bajar al suelo para convivir con nosotros naturalmente. Actualmente, Miley sigue con vida, pero es muy triste para mí decir que Michael falleció a principios de este año, cosa que me puso muy triste, porque era mi gatito más cariñoso y lindo, pero lamentablemente no pudo vencer una enfermedad que lo desgastó rápidamente. Lo recuerdo con mucho cariño y amor.

_{Michael. Fotografías de mi propiedad.}

Las tres gatas de la casa de mi abuela están vacunadas, esterilizadas y tienen buena salud. A pesar de que Skyler recibió un diagnóstico triste hace pocos meses, ha mejorado y no parece estar enferma después de su tratamiento, cosa que me contenta demasiado.

_{Miley. Fotografías de mi propiedad.}

Por otro lado, en mi casa, donde estamos mis padres, mi hermano y yo, no se pensaba tener gatos porque a mi papá “no le gustan”. Sin embargo, en condiciones muy atenuantes, un gatito chiquito se apareció en el frente de mi casa mientras yo me hallaba sola. La tentación fue demasiada; salí y lo rescaté con la ayuda de un vecino. Este gato llegó para no irse a mediados de abril; su nombre es Copito, tiene siete meses y es un gato muy especial, juguetón y muy querido por todos que ahora habita en nuestra casa. Su historia es triste; tenía menos de un mes cuando llegó, había perdido a su mamá a muy corta edad y tuvimos que darle leche para terminarlo de criar, ya que apenas podía alimentarse de sólidos. Fue creciendo poco a poco, hasta que ahora es un hermoso gato muy grande y fuerte. Está vacunado, y pronto lo esterilizaremos.

_{Copito. Fotografías de mi propiedad.}

La verdad es que ya no planeábamos tener más gatos por el alto costo que acarrea cuidar uno, pero, de un día para otro, cuando íbamos caminando por mi pueblo, nos cruzamos de frente a una gata tan pequeña como un ratón y sola por completo que nos llamó la atención por su gran personalidad extrovertida, lo cual hizo que nos persiguiera a lo largo de la calle. A mi mamá esto le aflojó el corazón, haciendo que ella decidiera adoptarla y llevarla a nuestra casa para convertirla en la hermana de Copito. Al principio, fue difícil; Copito no la aceptaba y se llevaban mal, hasta que poco a poco entablaron una relación cercana de reales hermanos, donde Copito la guió a ella en gran parte en su crecimiento, ya que era pequeña, desastrosa e inexperta. Una de las cosas más características de esta gata, que se llama Angelita, es que es muy desordenada y sucia, en comparación a Copito, que es limpio y apenas se nota. Ella se mete en la tierra, en los charcos y desordena su espacio, lanzando cosas al suelo y haciendo mucho ruido. Es una gata demasiado cómica y con un gran apetito; actualmente tiene aproximadamente tres meses y sigue siendo una bebé.

_{Angelita. Fotografías de mi propiedad.}