Mocaccino con canela, por favor.

Mezclo el sabor del chocolate y la canela en un mismo lugar; me vieron extraño cuando pedí que le pusieran canela aquel día, pero es que ellos no lo entienden, es más que una simple bebida, es a través de cómo bebo el café que expreso como veo la vida.

"Canela, ¿estás segura?"

Con el chocolate pienso en el amor y la ternura, pero con la canela siento la pasión y lo picante de esos amores que se van para no volver. Café mezclado con chocolate y canela es como beber poesía, es jugar con la expresión emocional, despertar las sensaciones a lo extraordinario y extravagante, ¿se imagina usted eso, beber poesía en lugar de leerla? Suena a locura, pero, ¿no es locura el amor que pica con ternura y ama con pasión?

"Jamás lo he probado con canela, ¿es bueno?"

Bebo el recuerdo y que bonito es hacerlo, que bueno es sentir ese recuerdo picando y endulzando la garganta para ayudar a mi corazón entristecido a ponerse rojo de nuevo. Café, chocolate y canela, es más una fusión para recordar aquello que se acabó.

¿Quiere que le diga que es lo más bonito de todo? La canela solo se siente al comienzo, a la mitad se va dispersando su sabor y al final de todo solo queda ese dulce chocolate que no se va del todo cuando el café se acaba... Por la pasión se comienza, pero con el amor se acaba y este último nunca desaparece por completo.

Es por eso, y solo por eso, que siempre le pongo canela al Mocaccino y nunca limpio la taza cuando terminó de beberlo; me lleno de la pasión y la extingo, pero no puedo acabar con ese amor que queda en el fondo, allá lejos por los oscuros pasillos del corazón.

"Aquí tiene, que lo disfrute. Feliz tarde"