y enmarcando mi sonrisa, no tuvo mas opción que dejarla morir.

¿Por qué no te puedo hacer a un lado? por más que trate con todas las fuerzas de mi rasgado e hiriente corazón... porque sollozando aclamo tu nombre a las gélidas madrugadas en las que tus recuerdos descienden junto con el frío inminente de mi desabrida soledad... de la inquietud desesperante de conocer tu mirada cerrada profundamente al dormir, de tus labios ligeramente unidos dejando escapar tu susurrante y tenue respiración despreocupada... mientras yo trato de hacer que mi almohada emule tu piel entre recuerdos que me instan a suspirar pacíficamente mientras me cobija el remordimiento de perderte de vista aunque siempre estés ahí, del otro lado de mis alaridos taciturnos en esta pasional y moribunda historia sin fin. Que rema frente a un abismo cansada, pero lo suficientemente fuerte para alejarse de la estrepitosa caída inminente hacía el olvido, de forma efímera que no da chance a un furtivo instante de alivio, pero sí a dar fuerzas suficientes para dar una ultima remada antes de rendirse.
Es tácito decir porque aún tus breves llamados de sensatez tienen la certera respuesta inmediata y reverberante... casi parodiando el eco de la soledad en una montaña que alegoriza brevemente la ilusión de compañía.

Cuando me tengas de nuevo en tus manos las abrirás estrepitosamente para ver si mi reacción ante la caída inminente es mas rápida que la gravedad misma.

Y enmarcando mi sonrisa, no tuviste mas opción que dejarla morir.