Hace unas semanas atrás tuve la oportunidad de visitar junto con unos amigos, un lugar muy interesante: El Irón. Es una estación de un antiguo teleférico que funcionó hace muchos años en el Cerro el Ávila.Dicho lugar fue abandonado en 1970 hasta los días que corren.

Muchas veces me habían hablado de este lugar pero jamás había tenído la oportunidad de acercarme hasta allá... hasta hace unas semanas, como les contaba al inicio de este post.

Así fue mi experiencia en este interesante lugar, que desde 1970 se ha petrificado en el tiempo, a merced de la naturaleza.

Este lugar abandonado se encuentra en la montaña más querida por todos los caraqueños, el Ávila. A unos 20 minutos de un pueblito llamado Galipán, que se ecuentra en dicha montaña.

Una vez estándo en Galipán y tras 20 minutos de bajar la montaña hasta llegar a la estación abandonada El Irón, llegué hasta el mencionado lugar.

Aquello desde arriba parecía un lugar pequeño y poco interesante. Desde las alturas las perspectivas cambian un poco pero lo cierto es que no tenía ni la menor idea de lo que iba a encontrarme una vez llegara al lugar.

Así pude verlo a medida que iba montaña abajo en dirección a la estación:

Por otro lado, tenía vistas muy lindas de la montaña, como por ejemplo el imponente mar que se veía hacia el horizonte. Me daba la sensación de que el mar y el cielo se juntaban y que apenas podía distinguirse cual era uno y cual era otro.

Las vistas ciertamente eran muy lindas. Todo un deleite para la vista.

Cuando llegué al lugar, me topé con un portón amarrado con unas guayas rojizas muy antiguas el cual era la entrada a la estación del antiguo teleférico. Al bajar por un pequeño camino por fin me topé con la famosa estación abandonada del Cerro el Ávila.

Aquel lugar parecía detenido en el tiempo. Un conjunto de guayas, piezas de metal, cabinas de teleférico y una estructura que apesar del abandono, aún se mantenía en pié. Aquel lugar impresionaba ciertamente.

Me sorprendía en exceso, aquella combinación entre óxido, abandono y naturaleza. Aquello daba la sensación de que estabas en uno de esos lugares de película tras una gran catastrofe apocalíptica. Me parecía fantástico aquello.

Lo que me sorprendía en exceso, era que incluso en aquellos lugares donde aparentemente todo era óxido y abandono, crecían pequeñas plantas... plantas que reclamaban su lugar en esa montaña. Eso era una constante en todo el lugar.

Y para ir despidiendo el post amigos, les voy dejando las últimas imágenes de esta estación de teleférico abandonada.

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Mi experiencia aquí fue increíble. Me impresionó que a pesar de los años de abandono que tiene, El Irón aun se mantiene en buen estado. Inclusive hasta pude encontrar tornillos en perfectas condiciones.

El tiempo se detuvo aquí. Literalmente.

La naturaleza reclama lentamente su lugar mientras día con día, el Irón se va desgastando bajo el candente Sol, bajo aguaceros... en fin. Esta estación se resiste a desaparecer tan fácil.

Un recuerdo de lo que alguna vez fue en sus mejores años, un teleférico con vistas muy, pero muy lindas.

¡Nos veremos en el siguiente post, amigos!

-- Lxs