LA FE Y LA ALEGRÍA DE LOS MÁS NECESITADOS.

Mireya Aponte se despierta a las 5 de la mañana de lunes a viernes, puesto que a las 6 en punto debe estar en las puertas del Colegio San Judas Tadeo, en lo más alto del sector popular El Valle de Caracas, es la primera imagen que tienen las personas cuando se entra a la institución, después de subir más de 100 escalones, te espera con un sonrisa y gran amabilidad y ¿cómo no? Si este trabajo lo hace con todo el gusto del mundo y al plantel lo llama “su segundo hogar”.

Trabajar con Fe y Alegría la llena de felicidad, ayudar de alguna forma a los necesitados, a los habitantes de zonas populares es lo que le gusta y le apasiona. La organización ha crecido a lo largo de 60 años, pero el análisis de ese crecimiento revela a una institución con un profundo sentido de realidad. Más que reproducir un mismo modelo educativo aquí y allá, Fe y Alegría ha mostrado una admirable capacidad para adaptarse a las más diversas necesidades educativas de la sociedad venezolana.

Para “Mireyita” como cariñosamente le llaman todo comenzó cuando sus hermanos mayores colocaron las primeras piedras para la construcción del colegio San judas Tadeo, donde tanto ella como su familia se formaron académicamente hasta 6to grado, en lo que principalmente fuera un colegio de monjas y luego pasaría a formar parte de la red de instituciones adscritas a Fe y Alegría, posterior a esto vino su etapa como representante, pues los hijos de Mireya también formaron parte del estudiantado de esta institución, ella agradece a su hijo, él fue quien le hizo involucrarse un poco más de lo habitual, asistía como madre representante, puesto que se había separado del papa de sus hijos, y siempre estuvo dispuesta a colaborar y ayudar con el colegio en la medida posible, este espíritu de ayuda lo vieron en ese momento las monjas, y le ofrecieron empleo como portera del centro educativo.

Desde el comienzo

Por su parte, la iniciativa de la organización de educar a niños de los barrios populares de Caracas, que el sacerdote jesuita José María Vélaz emprendiera a comienzos de 1955, se ha convertido en un establecimiento multinacional que opera con dedicación, a pesar de las frecuentes dificultades, en 20 países distribuidos en tres continentes. Si hay valores que destacar cada vez que se piensa en Fe y Alegría, son la persistencia, la responsabilidad y el compromiso.

Desde sus inicios, Fe y Alegría ha contado con la solidaridad y el apoyo incondicional de la población para el fortalecimiento de la labor socio-educativa, algo que ha sido de gran ayuda para la dotación de aulas, talleres, laboratorios y su debida sostenibilidad, garantizando así la calidad en educación que se imparte.

Apuestan por los más necesitados

La identidad y principio de esta organización es definida por Víctor Querales, el director del colegio San Judas Tadeo de El Valle como: Un Movimiento de Educación Popular y de promoción social que nacido e impulsado por la vivencia de la fe cristiana, frente a situaciones de injusticia, se compromete con el proceso histórico de los sectores populares en la construcción de una sociedad justa y fraterna.

Fe y Alegría hace una opción por los pobres, y en coherencia con ella escoge los sectores más necesitados para realizar su acción educativa y de promoción social; desde allí, dirige a la sociedad en general su reclamo constante en búsqueda de un mundo más humano.

Se destaca en la página web oficial de la institución www.feyalegria.com.
“Todas las grandes obras nacen de procesos que han conmovido las fibras íntimas del ser humano”, narra la historia de su fundación Y protagonista, José María Vélaz, chileno de nacimiento y de familia española, cuya formación estuvo ligada a los colegios de la Compañía de Jesús.

En Venezuela, el estado venezolano siempre ha favorecido a Fe y Alegría, durante los periodos presidenciales de Rafael Caldera, Hugo Chávez y hasta el actual presidente, Nicolas Maduro, la institución ha contado con el apoyo del gobierno, incluso, en el Ministerio del Poder popular para la Educación se encuentra la nómina de los profesores y maestros que hacen vida dentro de esta organización.

La empresa privada, fiel colaborador.

El sector comercial privado del país ha sido un aliado fiel a este proyecto, Banesco ha aportadode Bs. 49,68 millones a Fe y Alegría para desarrollo de proyectos educativos desde el año 2002 hasta el 2016.

Para Banesco el apoyo a Fe y Alegría es fundamental, es propiciarle ayuda un movimiento de educación popular que a lo largo de sus 60 años de historia ha sabido ofrecer educación de calidad en las zonas más populares. “Sabemos que esta semilla seguirá rindiendo sus frutos a lo largo y ancho del país” según lo dijo Mariela Colmenares, vicepresidenta de comunicaciones de la entidad bancaria.

Por su parte, empresas como Polar y Regional han hecho aportes y contribuciones, las antes mencionadas, han dotado cantinas escolares de productos de sus marcas a lo largo del territorio nacional, mientras que otras entidades bancarias como el BBVA Banco Provincial, también han colaborado monetariamente con la organización, también han realizado eventos deportivos como en el año 2012, el BBVA trajo al futbolista español Iker Casillas a realizar unas clínicas deportivas a los niños de Fe y Alegría en la ciudad de caracas.

La comunidad

Como toda entidad educativa, esta tiene padres y representantes que hacen vida de alguna forma dentro de las escuelas, estos también respaldan y apoyan a todo el proyecto de Fe y Alegría, “en las zonas de caracas, estos colegios son un ayuda para quienes no podemos pagar colegios privados, además que están dentro de las mismas zonas donde vivimos, no tenemos que movilizar a los niños lejos del barrio para que estudien” comentó Graciela Díaz, representante del colegio San Judas Tadeo.

Carmen Alcalá, vecina de este mismo colegio, aseguró sentirse feliz por la institución educativa y califico de ideal la zona donde está ubicada el colegio, también opinó que la educación religiosa para los niños es apropiada que los ayuda a promover y crear valores que a veces las madres de esta zona popular olvidan inculcar a sus hijos.

Específicamente en este colegio, el San Judas Tadeo de El Valle, donde trabaja Mireya, la receptividad de los niños es palpable, se siente desde que se ingresa al plantel un sentido de pertenencia y respeto que tienen los niños por su escuela, los maestros los enseñan a cuidar y a sentir amor por su centro de estudios.

Otra de las características de los colegio de fe y alegría es la pulcritud de los centros de estudios, tanto el personal obrero, como los mismos estudiantes se esmeran por hacer lucir a su colegio como el “más limpio del mundo”, los salones, pasillos y patios son dignos de fotografiar por lo impecable que se mantienen.

En el año 2015, en el San Judas Tadeo hubo problemas con las conexiones de agua y por la ubicación tan alta del colegio, tardaron más de 6 meses en arreglar el inconveniente, por lo que al principio se imposibilitaba usar baños y limpiar pisos, como solución a esto, el director del plantel, Víctor Querales, junto a los maestros y hasta la señora Mireya, decidieron solicitar una colaboración a cada niño, pero no monetaria, sino de agua, cada estudiante debía llevar una botellita de agua pequeña para ayudar a limpiar el colegio diariamente.

Acciones como estas, de compañerismo, unión, respeto y compromiso son las que demuestran que Fe y Alegría es una institución admirable, respetable y digna mostrar, los valores promovidos e inculcados en todos los niños y jóvenes son evidentes, cada estudiante de estos colegios lo dice con orgullo y felicidad, puesto fueron participes de un movimiento social de educación de calidad aun viviendo en zonas desfavorecidas.

Les comparto un reportaje que realicé hace poco con muchísimo cariño. Espero sus comentarios.

Las fotos son tomadas por mi y por mi querida prima-madrina Lenys Carolina, quien me acompañó en toda esta travesía y que también forma parte de la organización Fe y Alegría.