Sin duda, la Navidad es una época especial del año, cuando las familias se reúnen para compartir la tradicional cena navideña, fortaleciendo enormemente el bienestar emocional y familiar de cada miembro.

Hoy, esa fecha tan esperada, el 24 de diciembre, ha llegado, y estamos listos para disfrutar cada momento a pesar de la situación en nuestro país, Venezuela. Nuestras familias están encontrando la manera de asegurar que esta hermosa y emotiva tradición de la cena navideña en familia no se pierda.

Mi mañana comienza con una oración muy reflexiva y una lectura bíblica, un momento especial para agradecer a Dios por todo y por permitirnos llegar a este día tan especial de Navidad.

Durante la mañana, contactamos a la familia de mi hijo, que lleva ocho años en Colombia. Hoy trabaja y no puede estar con ellos porque su turno de noche termina el 27 de diciembre.

Hablamos largo y tendido con la esposa de mi hijo, y pude hablar y bendecir a mis dos nietos, a quienes no he podido abrazar ni expresarles mi amor y cariño en persona durante ocho años.

Hablamos largo y tendido, agradeciendo a Dios por todo y recordando las caritas de mis nietos a través de las fotos que siempre nos envían de la Navidad en Colombia.

Al acercarse la noche, comenzó el ambiente festivo navideño, aportando un toque de alegría a la temporada. El pernil de cerdo asado se metió al horno y se preparó la ensalada, el pan de jamón y los refrescos, el acompañamiento perfecto para la cena navideña.

La cena estaba programada para las 8 p. m., lo que permitió a mi familia, junto con la tía de mi esposa, que vino a pasar la Navidad con nosotros y sus dos nietas, tomarse fotos junto a los pinos del jardín, que habíamos decorado con luces. Esto añadió un toque festivo al ambiente antes de sentarnos a cenar.