Mi Carta al niño Jesús
Querido Niño Jesús:
Mi empecinado optimismo dice que este año fue muy bueno y no hay que llevarle la contraria, todo cuanto la vida nos impone forma parte del aprendizaje que, más tarde, nos será muy útil para seguir adelante. Ocurrieron, durante estos doce meses, hechos que no estaban contemplados dentro de mi agenda anual, que me llenaron de alegría y orgullo, como la publicación de un libro y algunas invitaciones para que hablara de poesía y de literatura en general; además, casi todo transcurrió con normalidad dentro de mi diario trajinar y pude dedicarme, sin muchos contratiempos, a las actividades que me gustan, que disfruto mientras las realizo.
Es muy cierto, por otro lado, que se presentaron dificultades, también imprevistas, por supuesto, que me descolocaron en un primer momento, porque resulta una desagradable incomodidad resolver ciertos asuntos que no forman parte del presupuesto regular y ameritan de acciones que no son habituales; sin embargo, pude sortear con efectividad esos percances y ninguna contrariedad nubló mis ganas de observar la existencia desde la más amable perspectiva. Es gratificante subrayar igualmente el apoyo incondicional de familiares y amigos que acudieron enseguida para ayudarme a solventar esas situaciones que, muchas veces, sobrepasaban mis capacidades. En momentos como esos corroboramos que siempre existirán personas en este mundo que, desde su buen corazón, mantienen vigentes las hermosas enseñanzas que tú nos trajiste, Niño Jesús.
Aunque estoy consciente de que la vida es así, que es imposible transitarla eternamente por un camino pleno de felicidad o de despreocupaciones y que cada uno de nosotros debe luchar por lo que desea, quiero pedirte, apreciado Niño (y ahora te escribo en nombre de muchas personas que sé que comparten estas aspiraciones), que nos ayudes a conquistar nuestros sueños, que esta fe con la cual hemos afrontado la realidad durante los últimos años nos corresponda, al fin, con los hermosos anhelos que vislumbramos en ese futuro de bienestar donde nos vemos.
No se trata, te lo aseguro de nuevo desde la sagrada sinceridad del corazón, de que renegamos de este hermoso regalo que es la vida para hundirnos en el pesimismo; no pretendemos que desaparezcan todas las dificultades porque así no tiene sentido la existencia; lo que esperamos, y nos hemos empeñado en lograr desde hace tiempo, es vencer este cerco que parece acorralarnos, que nos obliga sumirnos en un espiral en el que la realidad se convirtió en una eterna repetición que nos niega el progreso. Queremos, adorado Niño, que nuestros esfuerzos nos ayuden a conquistar nuestros más preciados sueños… Mientras tanto continuamos llenos de esperanza y aguardando ese día en que nacerás de nuevo para celebrarlo como siempre lo hemos hecho.
Invito a los amigos:
@sur-riti,
@genomil y
@mariagood
Nota: La imagen perteneciente al autor fue tomada con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.
