Para el almuerzo comí rollitos de camarones caseros preparados por mi mamá

Hoy comí un delicioso almuerzo casero con cuatro rollitos de camarones dorados, servidos en un plato de vidrio transparente, acompañados de un pequeño bote de kétchup rojo brillante.

Los rollitos estaban perfectamente crujientes, y su exterior dorado y hojaldrado dejaba entrever el jugoso relleno de camarones que contenían.

Cada rollito estaba bien envuelto y ligeramente dorado por los bordes, lo que sugiere que fueron fritos en sartén o en abundante aceite, justo en el punto justo para conservar su sabor y textura crujiente.

Lo que hace que esta comida sea aún más especial es que fue preparada con mucho cariño por mi madre.

Preparó cuidadosamente estos rollitos de camarones con ingredientes frescos y halal, asegurándose de que todo fuera higiénico y lleno de la calidez casera.

Los camarones estaban sazonados y envueltos en finas y delicadas envolturas antes de freírlos a la perfección.

Ese pequeño bote de kétchup aparte no era solo para mojar, sino que completaba la comida con un toque ácido y dulce que realzaba cada bocado.

En cuanto lo sirvió, el cálido aroma llenó la habitación y me abrió el apetito al instante.

La textura era increíble: crujiente por fuera y camarones tiernos y sabrosos por dentro.

Cada bocado era puro consuelo y alegría.

No era solo comida, era amor envuelto en un panecillo.

Sinceramente, estoy muy agradecida por momentos como estos; la comida de mamá siempre me hace sentir como en casa.

@steemchiller
@cotina