Una construcción MisteriosasteemCreated with Sketch.

in Comunidad Latina5 days ago

Desde abajo, aquella construcción misteriosa no dejaba de llamarme la atención. Era imposible ignorarla: una mole de cemento en medio de la nada, levantándose sola entre la aridez infinita del terreno. En el post anterior pueden ver algunas fotografías que tomé, pero ninguna imagen logra transmitir del todo la sensación que tuve al verla por primera vez. Me quedé quieto, apoyado en la camioneta, tratando de descifrar qué hacía semejante estructura allí, tan fuera de contexto, como si hubiese caído del cielo.

Mientras más la miraba, más preguntas me aparecían en la cabeza. ¿Para qué serviría? ¿Quién la construyó? ¿Por qué justo en ese lugar donde el viento sopla sin obstáculos y la tierra parece no tener fin? Esas dudas me empezaron a picar por dentro, como si la construcción misma me invitara a acercarme. Y yo, que soy curioso por naturaleza —y que ya he aprendido que los mejores recuerdos surgen cuando uno se deja guiar por la intuición—, decidí averiguarlo.

Me acerqué despacio, casi con respeto, y al llegar me encontré con un hombre encargado de la seguridad. Estaba sentado en una silla de metal vieja, tomando mate, con ese aire tranquilo que solo tienen los que pasan muchas horas al aire libre. Le saludé y, sin rodeos, le pregunté si podía subir. Él me miró, me midió en silencio por un segundo y finalmente sonrió con una mezcla de sorpresa y complicidad. Me dijo que no había problema, que subiera con cuidado porque las escaleras eran empinadas y hacía tiempo que no se usaban.

La subida fue toda una experiencia en sí misma. Cada escalón resonaba hueco, como si el eco me acompañara paso a paso. La estructura parecía sacada de una película de ciencia ficción: circular, sólida, con un aire casi de platillo volador de concreto abandonado. Y yo, mientras ascendía, no podía evitar imaginar qué historias habría presenciado ese lugar. Qué planes, qué sueños, qué proyectos quedaron inconclusos.

Cuando por fin llegué arriba, me recibió una brisa fresca y una vista que me dejó sin palabras. A través de esas ventanas redondas de vidrio —que parecían ojos abiertos hacia el horizonte— se podía apreciar casi todo el territorio. Un paisaje inmenso: caminos que se perdían en la distancia, parches de vegetación luchando por existir, y un silencio tan profundo que parecía escucharse. Me quedé un buen rato ahí arriba, simplemente observando. Era como estar en un faro en medio de un océano de tierra.

Finalmente, bajé y le pregunté al hombre cuál había sido la intención original de la construcción. Me contó que estaba pensada para ser la futura torre de control de un pequeño aeropuerto que nunca llegó a funcionar. La obra quedó a medio camino, abandonada por decisiones que cambiaron, presupuestos que nunca llegaron o proyectos que se desviaron hacia otros rumbos. Lo cierto es que aquel edificio, tan imponente como olvidado, había quedado allí como testigo silencioso de un sueño que no se concretó.

Escuchar la historia me hizo entender mucho más de lo que esperaba. Lo que para mí había empezado como un día normal de trabajo, uno más en la rutina de salir a repartir y recorrer caminos, terminó convirtiéndose en una pequeña aventura. Una de esas que te sorprenden sin aviso y te dejan pensando mucho después. Me fui del lugar con todas las respuestas que buscaba, pero también con esa sensación especial que queda cuando uno descubre algo escondido a simple vista.

Y así, entre fotos, curiosidad y un toque de misterio, terminé viviendo un momento que no tenía previsto, pero que seguramente recordaré por mucho tiempo.

La historia y las fotografías son de mi propiedad.

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