El abuelo está desnudo/Grandpa is naked
Aunque había demostrado tener una gran habilidad en los negocios, en la banca, y en la organización de grandes espectáculos, no se veía como un político capaz de manejar todo ese entramado burocrático que significaba el Estado.
Pero, sorprendentemente, la gente votó por él, y ganó las elecciones de manera abrumadora; su porte aristocrático y su fama de mujeriego fueron cruciales para que la gente dijera que si había sabido convertirse en el hombre más rico del mundo, era porque era muy inteligente y capaz.
Pero luego de llegar a la presidencia, el poder lo cegó, y cada vez se hizo más vanidoso y ególatra, no solamente se sintió el dueño de su país, sino del mundo; se encerró en su palacio de gobierno y creó impenetrables círculos de poder a su alrededor, que incluso la gente comenzó a pensar que no existía.
Fue por eso que sus más cercanos asesores le recomendaron que hiciera una aparición pública, pero no una cualquiera, sino una espectacular y majestuosa, que no dejara dudas de su belleza, elegancia y poder.
Todo se organizó rápidamente, pero el interés del presidente se centró en su vestuario: ¿Qué ropa se pondría? ¿qué vestuario lo haría ver como el hombre más bello y poderoso del mundo?
Los chinos, quienes se enteraron rápidamente de esa situación, le enviaron como regalo una comisión de sus mejores artistas en telas, magos de la confección de trajes para celebridades.
El traje que usaría el presidente fue promocionado por el mundo entero, millones y millones de personas interactuaban en las redes sociales especulando sobre cómo sería el traje del presidente, esto obligó a que en una rueda de prensa, el mismo presidente, acompañado de un alto funcionario de la empresa China, dieran una explicación de cómo sería el traje, y de cómo la inteligencia artificial, había logrado en este detalles jamás visto en traje alguno:
—Este será un traje con poderes extraordinarios —declaró el empresario chino —está hecho de manera que solo las personas de gran coeficiente intelectual puedan verlo; en cambio, los innobles, los traicioneros y enemigos de la patria no tendrán la capacidad de verlo.
Lo que más le gustó al presidente es que el traje no solamente le serviría para vestirle, sino que de ese modo podría evaluar la capacidad y lealtad de las personas que lo rodeaban, así que organizó un desfile interno, dentro del mismo palacio de gobierno, como antesala a la gran presentación mundial a través de las redes sociales.
Cuando el presidente le preguntaba a sus secretarios que como iba el traje estos les respondían:
—Excelente, mi presidente, solo que sumamente costoso, estos chinos piden cada vez más dinero —decían los secretarios de finanzas con gran preocupación.
—No importa lo que cueste —decía el presidente —lo importante es que lo terminen lo más pronto posible.
El primero en abrir el baúl donde se suponía que venía el hermoso traje fue el jefe de seguridad del presidente y, al verlo vacío, estuvo a punto de decir que los habían estafado:
—Pero aquí no hay nada. Luego recordó que habían dicho que el traje no podía ser visto por personas de bajo coeficiente intelectual, entonces, gritó emocionado:
—¡Qué belleza, mi presidente!
Cuando al fin el traje llegó a los ojos el presidente quien, por supuesto, tampoco pudo ver nada, este exclamó sin titubear:
—¡Excelente! Está hecho a mi medida.
Y así fue como el presidente salió a caminar por todos los pasillos del palacio, como Dios lo trajo al mundo, balanceando sus flácidos glúteos ante los ojos hipócritas de sus funcionarios, quienes gritaban "Que viva el presidente" "Bravo por el traje del presidente".
Ya casi cuando terminaba el desfile del presidente por el palacio presidencial, entró su esposa con sus hijos y su pequeño nieto de unos 10 años, quien gritó estupefacto:
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Entonces el presidente salió corriendo para su oficina, y todos los funcionarios, avergonzados y asustados, salieron despavoridos, temerosos de la cólera del presidente.
Cuando el presidente trató de asegurarse de que nadie fuera del palacio presidencial se enterara de lo sucedido, ya era muy tarde, pues los chinos habían difundido a través de las redes sociales, y en primer plano al presidente mostrando sonreído su trasero al mundo, y en el fondo estaba su nieto gritando "Papá, el abuelo está desnudo".
Así fue como el hombre más rico y poderoso del mundo perdió la presidencia de su país y el respeto de todos, víctima de su arrogancia y de su vanidad.
Although he had demonstrated great skill in business, banking, and organizing large-scale events, he didn't see himself as a politician capable of managing the entire bureaucratic structure that was the State.
But, surprisingly, people voted for him, and he won the elections overwhelmingly; his aristocratic bearing and his reputation as a womanizer were crucial in leading people to say that if he had managed to become the richest man in the world, it was because he was very intelligent and capable.
But after reaching the presidency, power blinded him, and he became increasingly vain and egocentric. He felt not only like the owner of his country, but of the world; he shut himself away in his presidential palace and created impenetrable circles of power around himself, to the point that people even began to think he didn't exist.
That's why his closest advisors recommended he make a public appearance—not just any public appearance, but a spectacular and majestic one, leaving no doubt about his beauty, elegance, and power.
Everything was quickly organized, but the president's interest focused on his wardrobe: What clothes would he wear? What outfit would make him look like the most handsome and powerful man in the world?
The Chinese, who quickly learned of the situation, sent him a gift: a commission of their best textile artists, masters of tailoring clothes for celebrities.
The suit the president would wear was promoted worldwide. Millions upon millions of people interacted on social media, speculating about what the suit would look like. This prompted the president himself, accompanied by a high-ranking official from the Chinese company, to hold a press conference and explain the suit's design and how artificial intelligence had achieved such unprecedented details in any suit:
"This will be a suit with extraordinary powers," declared the Chinese businessman. "It's made in such a way that only people with high IQs can see it; on the other hand, the ignoble, the traitors, and enemies of the nation will not have the ability to see it."
What the president liked most was that the suit wouldn't just serve as clothing, but would also allow him to evaluate the capabilities and loyalty of those around him. So, he organized an internal parade within the presidential palace itself, as a prelude to the grand global unveiling via social media.
When the president asked his secretaries how the suit was coming along, they would reply:
"Excellent, Mr. President, only extremely expensive. These Chinese keep asking for more and more money," the finance secretaries would say with great concern.
"It doesn't matter what it costs," the president would say, "the important thing is that they finish it as soon as possible."
The first to open the trunk where the beautiful suit was supposed to be was the president's head of security, and upon seeing it empty, he was about to say they had been scammed:
"But there's nothing here." Then he remembered that they had said the suit couldn't be seen by people with low IQs, so he exclaimed excitedly:
"How beautiful, Mr. President!"
When the suit finally came into view of the president, who, of course, also couldn't see anything, he exclaimed without hesitation:
"Excellent! It's made to measure."
And so the president went for a walk through all the palace corridors, stark naked, swaying his flabby buttocks before the hypocritical eyes of his officials, who shouted "Long live the president!" "Bravo for the president's suit!"
Just as the president's parade through the presidential palace was ending, his wife entered with their children and their young grandson, about 10 years old, who exclaimed in astonishment:
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"Dad, Grandpa's naked!"
Then the president ran back to his office, and all the officials, ashamed and frightened, fled in terror, fearing the president's wrath.
When the president tried to make sure that no one outside the presidential palace found out what had happened, it was too late, because the Chinese had already spread the video on social media. The image showed the president smiling and showing his backside to the world, and in the background, his grandson shouting, "Dad, Grandpa's naked!"
That's how the richest and most powerful man in the world lost the presidency of his country and the respect of everyone, a victim of his arrogance and vanity.
Invito a @genomil, @cruzamilcar63 y @lunasilver a unirse a este concurso que promueve @weisser-rabe.
Upvoted! Thank you for supporting witness @jswit.