Un atardecer iluminaba el rostro de felicidad de su esposa, él sujetaba su mano, ella a su lado temblaba de la emoción, no podía creerlo, habían sobrevivido a la penuria de la peste del mostacho; y la emoción no podía ser menor, ella uniéndose a su pecho pregunto:

¿Calim qué tienes? –el hombre miraba la casa fijamente, como si el recuerdo le susurrara misterios que sus ojos fijos intentaban atisbar; dándole un beso en la cien respondió: Nada amor.-

¿Quieres entrar?- preguntó la mujer dando saltitos exclamando: Amor tenemos casa!- la mujer irradiaba alegría, el interior tenia detalles tantos como iglesia barroca pero con el encanto de una casa moderna , el hombre parecía absorto, como si un ratón le hubiese comido la lengua, la mujer le miró riendo:

Que! Ni siquiera lo puedes creer? – el hombre mirando los cuadros de las paredes dijo:

Es hermoso, todo lo que hemos querido, todo. – la mujer acercándose dijo: Estas feliz y yo soy feliz. Ven salgamos, quiero que festejemos- silabeando concluyó- EN TO-DAS PAR-TES.

El sol moría en las hojas de un árbol con un gnomo a los pies que contemplaba la ventana aquellos que muriendo también desechos uno al otro, entre pólvora y destellos, fluían contracorriente. Escuchando un murmullo se detuvo, Que fue eso?- su esposa gritó: QUÉ RAYOS ES ESO?-

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Mirando atrás vio un pequeño hombrecillo junto a ellos sonriendo, él reconociendolo quedó aterrado, intentó levantarse escuchó la voz del hombrecillo – ¡Dame mi dinero!

-¿Qué? ¿Qué pasa? - dijo el hombre evadiendo al enano

¡Inmoral y Mentiroso!- dijo el gnomo

¿Qué pasa, Calim?- Que está sucediendo?

-Amor no sé.- el hombrecillo alzando sus manos hizo elevar el cuerpo desnudo de su esposa- Habla Ya! grito el gnomo, más el hombre no hablaba, estaba asustado...

Entonces, no hablarás? las manos del gnomo se alinearon una encima de la otra y apretándose se convirtió en una nebulosa hecha de polvo.

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¡NO, por dios devuélvemela!- la mirada de horror se hizo carne cuando añadió:

-Ladrón! Calima ella y calimo tú; ella no te amaba solo anhelaban deshojar tu juventud. Calimos serán ambos para esta tierra que no ama la virtud.- Sus manos todavía se hallaban encendidas, el hombre llorando musitó: -Lo siento-

El gnomo bajando sus manos caminó hasta el árbol, giró y petrificando, miró como el hombre convertido en calimo era arrastrado por el viento.

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Espero te haya gustado.

Esta es mi participación en el concurso de @rahesi

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