Experiencia Paranormal #15: Maroa y los juguetes que alojan maldad.

in #undefined5 years ago



La niña rubia de nombre Mandy entró en la tienda del brazo de su mamá, “la tienda de George”, un anticuario casi tan viejo como su dueño George Humpree; La tienda albergaba muchos objetos heredados, donados o desechados, los cuales el anciano restauraba y devolvía vida, después de su uso útil.

Mandy se enamoró con sólo entrar de Maroa, una muñeca de piel oscura y una mirada que parecía moverse tras los pasos de los visitantes en la tienda.

-¿Qué precio tiene esta? –interrogó la niña a George.

La madre no muy contenta con la elección de su hija mostró un par de muñecas de rizos rubios, pero Mandy, sentía una conexión natural con Maroa, al punto que afirmaba que la muñeca le susurraba al acercarse que la llevase con ella.

-Maroa no puede venderse –respondió firme George ante un gesto de complicidad hecho por la madre.
La niña empezó a llorar por querer esta mulata muñeca, tras un intenso berrinche, la madre accedió llevarse a la muñeca como regalo de cumpleaños de Mandy.

Una mañana la madre de la niña estaba sola en casa y vio a la muñeca en una de las sillas de la sala, como pese a los años aún no se fiaba del juguete, la tomó por uno de los brazos y la arrojó sobre la cama de Mandy.

La señora regresó a sus oficios y al pasar unos minutos cual sería su sorpresa al ver a Maroa, nuevamente en la silla en la sala, sus ojos no daban crédito a lo que veía, dudosa, se acercó a la muñeca y nuevamente la tomó del brazo, acercándola a su rostro para detallar a la muñeca, pudo ver una inscripción en la parte trasera del cuello del juguete.

Al aproximar más a su rostro, pudo notar como la muñeca giró su rostro y quedo pero entendible logró oír desde dentro de la muñeca un sordo “Mandy es mía”, despavorida la mujer soltó la muñeca y salió huyendo de la sala, desde el suelo, Maroa dibujó una mueca de sonrisa y siguió con la vista a la señora mientras se alejaba persignándose.

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¡Buen relato! Existen muchos casos sobres muñecos encantados. En la mayoría de estos, el objeto muestra una actitud posesiva y violenta. Seguiré tus relatos.