¿Debe el arte ser puramente subjetivo, o tiene un valor objetivo inherente?

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La Dualidad del Arte: ¿Subjetividad o Objetividad?
La pregunta de si el arte es puramente subjetivo o posee un valor objetivo inherente ha sido debatida durante siglos por filósofos, artistas y críticos.. Una perspectiva que destaca la subjetividad inherente al arte podría argumentar que su valor reside en su capacidad de evocar emociones, experiencias y perspectivas individuales, haciendo que cada obra sea única y personal. El arte, desde esta visión, sería una herramienta de expresión personal, una condensación de la experiencia del artista, no un reflejo de una verdad universal. La belleza y el impacto artístico, en esta concepción, serían entonces principalmente resultado de la resonancia emocional y la conexión personal del espectador.
Por otro lado, un enfoque que prioriza el valor objetivo del arte sostiene que, en su esencia, el arte funciona como una representación o expresión de una realidad superior. Si bien la apreciación artística es subjetiva, la intención del artista y el significado que el público atribuye a una obra son cruciales para su valor. La estética, la armonía, la composición, la técnica utilizada – todo esto se convierte en indicadores de un significado o propósito que trasciende la mera emoción individual.
La historia del arte, desde la antigüedad, está llena de ejemplos donde obras se han conservado y apreciado a lo largo de la historia, generando un consenso cultural sobre su valor, sin depender del que el espectador sienta. El clasicismo, por ejemplo, buscó la perfección estática y la representación de la belleza ideal, simbólicamente relacionada con la idea de un valor objetivo.
Sin embargo, la realidad es compleja. Las obras de arte a menudo evocar una respuesta emocional fuerte, pero esta no es necesariamente una indicación de un valor objetivo. La respuesta emocional puede ser producto de la experiencia individual y la conexión cultural que el espectador envejecen con la obra.
En última instancia, probablemente el arte sea una síntesis de ambas perspectivas. Una apreciación real debe considerar tanto la subjetividad del artista y el espectador, como los valores y las reflexiones que la obra transmite. Un arte verdaderamente valioso, entonces, requiere una combinación de ambos, que resuena con una amplia gama de perspectivas y experiencias
