Nuestra pequeña semilla. Fragilidad

Soy frágil, amor y tú siempre lo supiste. Siempre lo supiste y aún así decidiste jugar con mis sentimientos, los moldeates como la arcilla y los rompiste tal cristal, pero, ¿sabes una cosa? yo también sabía que tu eras frágil y por eso nuestro amor fue tan delicado y débil.

El amor es como una planta. Primero se siembra la semilla en un suelo fértil y luego hay que echarle agua para ayudarla a crecer; nuestro amor es esa planta que no termina de crecer porque, gracias al descuido, se olvida que no solo basta con echarle agua, que también necesita paciencia para verla salir del suelo y echar sus primeros frutos, pero ese es el detalle, hay que dejar que los frutos crezcan y nosotros, amor mío, arrancamos esa primera manzana cuando no había terminado de salir y ese fue nuestro primer momento de debilidad... Apresurarnos fue nuestra derrota.

Tu amor derroto al mio. Tú amor por ti derroto el amor que yo tenía por los dos y ahora, en lugar de ser ese bello Lirio que con su color y su aroma decía: "Acercaté, llevame contgo, allí junto a tu corazón", somos ese Captus que con sus espinas dice: "Alejate. No tocar. No me pongas cerca de tu corazón porque lo puedo astillar".

El problema es, mi sabroso y ácido dulce de limón, que ambos seguimos ignorando ese cartel que dice "No tocar", creyendo que esta allí solo para proteger nuestra cualidad de frágiles, cuando la verdad es que usamos ese cartel para proteger al otro de nosotros mismos...

Si, yo soy frágil y tú lo sabías. Nunca entendiste es que las raices de mi corazón son fuertes, y que pudiste haber cortado su tallo, pero las raices seguiran creciendo y una planta nueva nacera, dandole un paso a un nuevo amor que crece con las raices que tu mismo me ayudas a echar... Yo tengo la esperanza de que esa nueva planta que crece sea nuestra de nuevo. Quiero creer que finalmente podremos quitar el cartel de "No tocar".