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Este es el primer post en una serie de tres que publicaré, donde intentaré mostrar la importancia que tienen las ferias libres (o mercaditos) para la economía de un país, utilizando como ejemplo mi país, Chile.

Este primer post muestra un pequeño contexto histórico de las ferias libres en Chile, el segundo mostrará como ha sido la experiencia internacional con respecto a este tipo de comercio, y el último post mostrará un pequeño análisis del impacto que podría tener la desaparición (dada la escasa o nula regulación) de este tipo de comercios, debido a la competencia injusta que ejercen los supermercados en muchos países Latinoamericanos.

Introducción

Las ferias libres son una de las formas de emprendimiento más importantes presentes en Chile, lejos de ser un comercio de subsistencia con el tiempo se han consolidado, transformándose muchas de éstas en micros y pequeñas empresas o asociaciones de estas. Se ha estimado que “…los comerciantes de las ferias libres en Santiago de Chile reciben en promedio 400 dólares al mes, lo que es mayor al sueldo mínimo y mayor que la línea de pobreza establecida para Chile…” (Aliaga, 2006), lo que reafirma nuestra creencia inicial que este comercio no es sólo de subsistencia

Contexto Histórico

Desde la antigüedad las “ferias” han tenido importantes efectos sobre la sociedad ya sea en aspectos culturales como de supervivencia al ser uno de los medios principales de intercambio de bienes de todo tipo siendo los principales aquellos de subsistencia como alimentos.

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En la Edad Media estos eran los lugares donde se realizaban intercambios de todo tipo de productos; para con el tiempo pasar a transformarse en las principales fuentes de cultura de las distintas regiones o zonas donde se encontraban.
El caso de Chile no es distinto al resto del mundo, si bien es cierto, en un comienzo las ferias libres eran valoradas como los centros por excelencia de comercialización de productos e intercambios culturales. A comienzos de 1900 las ferias libres como tal no eran permitidas, solo algunos experimentos realizados en la municipalidad de Santiago hacían ver el potencial que este tipo de organizaciones tenía; a diferencia de los mercados y vegas públicas que proliferaban durante esos años debido al patrocinio y promoción que el estado realizaba.

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Fue sólo hasta el año 1938 donde se ratificó de modo definitivo la forma de abastecimiento conocida como feria libre, en un comienzo estas fueron permitidas con la finalidad que fueran una forma de “comerciar artículos alimenticios” entre consumidores y productores quedando fuera los intermediarios (Salazar, 2003). Esto fue por primera vez un reconocimiento a la existencia del comercio popular que desde mucho antes de 1900 se trataba de eliminar.
Luego de muchos reveses las ferias libres lograron instalarse definitivamente a partir de 1954, en este año se llegaron a contabilizaban 87 ferias libres funcionando semanalmente en las diversas comunas del Gran Santiago (Salazar, 2003). Una característica de estas es que en ellas existían las trabas impuestas por el estado central o las municipalidades exigiendo solo la existencia de productores poder comercializar productos.
Un gran avance se creyó lograr en 1970 donde se promulgó una ley que regulaba este sector por primera vez de forma directa; ley que fue derogada en 1976, lo que no obedece al comienzo del periodo de las desregulaciones de la década de los 80 sino a decisiones propias de la dictadura que en ese momento manejaba el país.

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Con el pasar del tiempo en las ferias libres de Chile y de muchos países Sudamericanos se han consolidado los revendedores, dejando de lado a los productores los que prácticamente han desaparecido de las ferias libres ya sea por problemas de tiempo, de costos asociados a la permanencia en una feria u otros factores como la facilidad para vender sus productos al por mayor en las distintas vegas.

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Así mismo, desde hace un tiempo, las ferias libres están sufriendo los avatares de un nuevo tipo de comercio, los supermercados. Estas grandes cadenas del retail pueden barajar costos y precios de forma que los efectos sobre este tipo de comercio podrían ser muy fuertes, esto se agrava con la política de la autoridad la cual contempla en todos los planes de desarrollo urbano la existencia de supermercados, no así la existencia de ferias libres. Problema que se ha hecho común en prácticamente todos los países de Latinoamérica.

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De momento los supermercados no han podido llegar completamente al mercado principal de las ferias libres; el segmento comprendido principalmente por los grupos socioeconómicos de menores ingresos de la sociedad que se abastece de todo tipo de productos en este tipo de comercio que ofrece precios mas económicos y accesibles, pero es cosa de tiempo dada la llegada de nuevos formatos de retail que se han orientado cada vez más a estos sectores.

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Así legislaciones apropiadas para amparar a este tipo de comercio se han hecho cada vez más necesarias, tanto en Chile como en muchos otros países, debido a que la perdida de este tipo de comercio podría estar asociado con una gran reducción en puestos de trabajo directos (aquellos que venden en las ferias), así como indirectos asociados principalmente con la perdida de la principal vía que tendrían los pequeños agricultores para vender sus productos. Del mismo modo, podría existir un efecto sobre la desigualdad económica, dado que las personas pertenecientes a estratos socioeconómicos más bajos son las que se abastecen principalmente en este tipo de comercio. Sobre estos puntos se ahondará mas en el último post de esta serie.

Bibliografía

Aliaga, Lissette. 2006. “Public space and street markets in modern Santiago”. University of Texas at Austin. Department of Sociology.

Salazar, Gabriel. 2003. “Ferias Libres: Espacio residual de soberanía ciudadana.” Santiago: Ediciones Sur.

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