Imagino la locura dibujada en el rostro de esa mujer. Una amante que quizás de día esa dulce y cariñosa con su pareja, pero de noche la atormentaba la tranquilidad que él conseguía al dormir y que para ella era inalcanzable. Tan grande fue su envidia, tan irracional, que lo asesinó.
Muy bueno.
Pues si... a veces el enemigo duerme a nuestro lado y solo muestra su rostro cuando caen las sombras...
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