Para salir hacia el occidente del país, desde la ciudad de Caracas, es necesario tomar la Autopista Regional del Centro, lugar donde todo buen viaje comienza. Esta ruta puede generar una ambivalencia emocional bastante fuerte, puesto que aquí se han visto bastantes accidentes (Casi todos por la imprudencia de algunos conductores), lo que hace que al circular por ella debas estar lo más atento posible a todo lo que te rodea e incluso ver mas allá de los vehículos.

Al llegar a este punto, nos toco cubrirnos con los impermeables porque estaba comenzando a llover, para luego dejar de llover, y luego llover y luego no, así íbamos jajaja.

Pasamos por el Edo. Miranda, Edo, Aragua y Edo. Carabobo, hasta llegar al Edo. Falcón. nuestro objetivo era llegar hasta la península de Paraguaná ese mismo día, teníamos el tiempo medido para llegar a nuestro destino.La ruta estuvo llena de panoramas bellísimos, y aunque no podiamos parar a cada rato, yo me dedique desde el volante a capturar (Algo que no se debería hacer, pero era la unica forma que tenia de registrar esos momentos [La verdad fue algo que hice repetidas veces durante el viaje]):

Primera parada para estirar las piernas

Hasta en punto de la ruta ya habíamos recorrido aproximadamente 215km según google maps. Paramos para desayunar, estirar las piernas y quitarnos los impermeables que traíamos desde la salida en Caracas, podríamos decir que prácticamente estábamos a mitad de recorrido.

Este punto, si no me equivoco es la E/S PDV los cocotales, que queda a pocos km de la maravillosa recta de Tucacas, lugar donde teníamos que hacer una parada obligada.

Así que nos pusimos en marcha de nuevo hasta encontrar un punto de la ruta que fuese optimo para reposar brevemente y también para hacer fotos (lugar en el cual nos agarró casualmente una lluvia que nos hizo ponernos nuestros impermeables de nuevo). Seguimos y seguimos unos cuantos kilómetros para llegar hasta un lugar donde las palmeras dibujaran una fuga infinita hacia el horizonte, donde el asfalto se perdiera y pareciera no tener fin alguno.

Cuando lo encontramos paramos tranquilamente fuera de la vía y comenzamos a apreciar ese espectáculo visual de la danza entre lo artificial y lo natural. Hice pocas fotos en realidad, pero duré bastante guardando el panorama entre mis recuerdos. Este es un lugar al que siempre había querido contemplar con calma, ver como los autos pasaban mientras escuchaba la mezcla entre su ruido y el sonido del viento junto a las olas que están a pocos metros de la ruta.