Hace unos días en mi post “Vive como un paciente con diabetes por un día”, les comentaba mi experiencia en la participación de un taller donde debimos realizar las actividades en relación a alimentación y tratamiento que realiza un paciente con diabetes, y cómo esta actividad me ayudó a entender a los pacientes. Sin embargo esto no tiene comparación a cuando el médico realmente es diagnosticado con alguna enfermedad, de eso les voy a hablar el día de hoy.

Algunos dicen que los médicos somos los peores pacientes, tendemos a empequeñecer los síntomas y a automedicarnos. Pero me pregunto, ¿Será más bien una forma de negación o miedo a una enfermedad grave? Tengo colegas que no se realizan sus chequeos de rutina, o que son obesos pero increpan a sus pacientes acerca de la importancia de perder peso. ¿Será entonces que somos humanos y tenemos nuestras propias carencias?

En el presente post les cuento una experiencia personal reciente y como al ser pacientes dejamos de ser médicos sin dejar de serlo.

El diagnóstico.

Soy fiel defensora de la medicina preventiva y trato de vivir lo que predico, por lo que acudí a mi control ginecológico anual, dentro de la consulta me realizan un ultrasonido transvaginal para evaluar mis ovarios, ya que no tengo útero por histerectomía previa indicada por hemorragias, en este estudio se observa un quiste ovárico de gran tamaño. Mi médico me remite a un especialista en imágenes quien repite el estudio, esta vez con doppler, confirmando el diagnóstico de tumor quístico de ovario derecho con un diámetro alrededor de 8 cms.

_{Figura 2. Ultrasonido. Escaner de estudio original. Archivo propio.}

Una de las situaciones que me llamaron la atención es que ambos médicos, sin yo preguntarlo, me decían esto es 100% benigno así que tranquila, no sé si eso me daba tranquilidad o más miedo.

En estas circunstancias la vida te da un vuelco, pasas de llegar a la clínica teniendo el control de todo, a ser alguien que requiere ayuda y apoyo, tomar conciencia “estoy enfermo y necesito ocuparme de esto” no es fácil. Te pasan por la mente todas las posibilidades y las estadísticas, sabiendo que incluso en las más favorables puedes ser el caso 1 en 1.000.000.

El médico tratante.

Muchos dirán “que me atienda el mejor” y, ¿Quién es el mejor? El que tenga más casos, el de determinada edad, el más famoso… Para mi es importante sentir que le tengo confianza, por supuesto que ha tenido una buena formación, pero sobretodo que me acompañe y me escuche. Por esto es tan importante tener un médico de cabecera quien te oriente, yo tengo mi ginecólogo de varios años y juntas decidimos los pasos a seguir, se planificó realizar cirugía por laparoscopia porque sería una recuperación mucho más rápida que una cirugía abierta. Además ella misma buscó a otro colega experto en el área para que la acompañara.

Preoperatorio.

Inmediatamente me realicé todos los exámenes del preoperatorio, algo que es sumamente importante, ya que mientras el paciente vaya en mejores condiciones a la cirugía los riesgos de complicaciones son bajas. Soy hipertensa y asmática, por lo que me evaluaron cardiólogo y neumonólogo con espirometría incluída. Todo en orden.

Además otros detalles: depilación, laxante y ducha vaginal, también forman parte de esta etapa para estar preparados. Por otro lado, algo muy particular en mi país, me apertreché con lo que suele faltar como son antibióticos y analgésicos, tanto para el transoperatorio como para el postoperatorio.

Presupuesto

Nada fácil en este momento en mi país, al ritmo de inflación que vamos cuando necesitas una cirugía ya tu seguro privado no tiene la cobertura para ello, de hecho el presupuesto incrementó en 3 dias un 15%. Por otro lado, cuando los médicos dejamos de trabajar en la clínica no percibimos ingresos, y con el salario del hospital ya no podemos contar porque como le dije a la directora en estos días “ni para los chicles”. Así que tuvimos que apelar al fondo de emergencia y ajustar gastos nuevamente.

Cirugía

Escogí operarme en la clínica donde trabajo, ya que además que trabaja el equipo que me operaría, el personal de enfermería es realmente excepcional, para mí eso es fundamental.

Llegó el día con las mismas incertidumbres y miedos desde el diagnóstico, incrementados por el hecho de la cirugía en sí. Toda cirugía tiene riesgos, es una situación de estrés para el cuerpo humano y cada persona puede reaccionar diferente.

La toma de vía endovenosa es un aspecto muy importante, ya que se requiere un acceso al sistema vascular con un catéter grueso para pasar medicamentos, soluciones o incluso sangre de ser necesario. Agradezco a una enfermera maravillosa que con un solo pinchazo me tomó la vía en antebrazo, respetando todas las flexiones por lo que ni se movió ni molestó mientras estuvo colocada.

Todo listo, pues no, ¡NO HAY GASAS! No lo podía creer, pero en mi país, todo es posible. Pues, mi esposo las fue a comprar rápidamente y procedimos a la cirugía.

Por cierto, la biopsia transoperatoria dió negativa para malignidad.

Postoperatorio

En el postoperatorio inmediato tuve crisis de broncoespasmo, a pesar que se tomaron todas las precauciones e incluso me habían colocado esteroides, pero pasa y hasta adrenalina me tuvieron que colocar, lo superé rápidamente. Las primeras horas con movilidad limitada; los analgésicos hicieron su trabajo, soy fiel defensora de la terapia del dolor nadie tiene por qué sentir dolor. Evitamos las visitas, pienso que en esos momentos el paciente debe descansar y eso lo tienen que entender todos. Al día siguiente para la casa, cumpliendo con el reposo de tres semanas, defintivamente una recuperación rápida, ya preparándome para reiniciar mis actividades.

_{Figura 4. Mi médico y yo en primera consulta10 días post cirugía para retiro de puntos de sutura en piel. Foto propia}

Reflexión

Todas las personas que forman parte del equipo de salud deben ponerse en el lugar del paciente para poderlo comprender y darle el apoyo requerido en cada parte del proceso, ya que desde el momento del diagnóstico hasta su resolución, de ser posible, es una montaña rusa de emociones.

A mis colegas, a cuidarse y cumplir chequeos de rutina, prevenir ante todo.

A los pacientes les digo que si no se sienten cómodos con su médico, busquen otra opinión porque no se están entendiendo y eso es fundamental.

Espero y trabajo, para que en mi país, al igual que en otros, en situación de salud precaria, se den las circunstancias para estar nuevamente al alcance de todos.

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