Turbo Kid, una agradable sorpresa
Hoy he visto una película que me ha sorprendido para bien porque por fin una de estas películas tiene algo de coherencia.
El argumento no es nada del otro mundo. Un futuro apocalíptico como cualquier otro en el que el mundo se ha ido al carajo y los que quedan sobreviven como pueden al estilo de Mad Max. El protagonista es un chico que fantasea con los recuerdos del pasado y con objetos que va coleccionando y tiene especial interés en los cómics de superhéroes. Un día encuentra a una chica algo peculiar y se enamora de ella. La secuestran y tiene que ir a rescatarla. Una historia que podíamos calificar como simple.
Pero lo bueno es que aún siendo una producción de bajo presupuesto consigue algo que otras películas más taquilleras no han conseguido. La historia simple engancha, los efectos especiales no son espectaculares pero cumplen con su cometido, los personajes están bastante acertados en su papel y el toque ochentero que sobrevuela toda la película tiene su encanto. Ah, el malo es Michael Ironside y hay algo de gore.
Al principio he mencionado que la película tiene coherencia. Con esto me refiero a que tanto el protagonista como los malos, la banda de malotes que se ha hecho con el control de la zona y ha secuestrado a la chica y todo eso, se mueven en bicicletas. Imaginad las persecusiones de Mad Max en bicicletas. Pues eso es esta película.
Y eso es lo que mola. Si nos vamos a la mencionada Mad Max, Waterworld y otras similares con escenarios igual de apocalípticos y con la humanidad arrasada, lo que más choca es que NUNCA les falta la gasolina para sus vehículos, ni las balas para sus armas. Teniendo en cuenta que nadie extrae petróleo, nadie lo refina, nadie lo lleva a las gasolineras, etc, no deberían tener gasolina para mover los vehículos. Pero la tienen y es infinita. En Turbo Kid han comprendido que en ese tipo de mundos los vehículos ya no pueden moverse por falta de un combustible que se ha agotado hace años y lo único que pueden hacer es ir en bicicletas viejas. Y por eso cuando sale un personaje de tamaño grande en una bicicleta pequeña no puedes dejar de pensar que aunque se vea ridículo es la única opción de transporte que tiene.
En definitiva, una película que cumple su cometido de entretener con un toque nostálgico de los 80 y aún con sus fallos es de las pocas que no hace uso de combustible infinito en un mundo que no debería tenerlo.
Recuerdo esa pelicula, yo le sacaba parecido a otra pelicula los bicivoladores auqnue el argumento no tiene nada que ver es la impresion que me daba ver a los chumas desplazarse asi.