Un gato negro entre rosas de mi jardín,

lila empañado bajo una luna brillante,

los dulces olores de la lluvia y el aroma nocturno.

El jardín está muy quieto.

Está aturdido por la luz de la luna,

contento con perfume,

soñando con sus amapolas dobladas.

Las luces de luciérnaga se abren y desaparecen,

alto como la punta de los brotes dorados,

solo el gato, acolchado entre las rosas,

sacude una rama y rompe el patrón a cuadros

como el agua se rompe por la caída de una hoja.

Entonces vienes

y estás callado como el jardín,

blanco como las flores,

y hermosa como las chispas silenciosas de las luciérnagas.

Ah, amada ¿ves esos lirios naranjas?

Son mios,

pero quién me pertenece sabrá

cuando me haya ido...