Soñar no cuesta nada

  La escritura es un arte literario que me ha brindado la oportunidad de conectar con la esencia de mi interior. Por ello, escribir es una de las acciones que quiero hacer sin tener miedo a sumergirme en su mágica inmensidad.

  Debido a lo apasionante que es para mí escribir, hoy me complace unirme a esta dinámica que, además de fomentar el hábito de la redacción, también nos invita a soñar. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Mi familia siempre me ha considerado una persona muy idealista. Debido a ello, desde pequeña me ayudaron a cultivar esta cualidad, e incluso, en mi etapa actual, aún lo hacen; gesto que les agradeceré eternamente, porque gracias a ello, asumí la postura de soñar con amor, convicción, evolución y proyección.

  En vista de que poseo la cualidad de idealista, cuando estaba a punto de llegar a la adolescencia, mi papá comenzó a decirme que después de determinar mi sueño, debía emprender un recorrido de esfuerzo, porque a pesar de que al inicio, solo invertí palabras; el ahínco que aplique es lo que realmente me llevaría a cristalizar mis anhelos.

  Teniendo claro esa filosofía comprendí que, cuando no hay un esfuerzo de nuestra parte, el sueño se queda en pensamiento y simples palabras, pero en vista de que yo no estaba dispuesta a que mi primer anhelo se quedara allí, invertí esfuerzo, tiempo, al igual que tenacidad para cristalizar mi meta de convertirme en periodista; siendo este mi primer sueño en grande. Les confieso que aplicar esa inversión, no fue difícil para mí, porque estaba segura de qué era lo que quería y, aunque el costo fue elevado, jamás me he arrepentido de pagarlo; la causa de esto se debe a que, estoy en el lugar que soñé desde mis 5 años de edad y, frente a un TV que emitía imágenes de la caída de Las Torres Gemelas en Estados Unidos, dije:

Cuando sea grande, ¡Quiero contar noticias!

  Además de soñar con ser periodista, ahora mi sueño ha subido de nivel en el que, osadamente, más de una vez me han dicho:

Menos mal que soñar no cuesta nada

  Y, no niego que un par de veces, el síndrome del impostor me ha hecho creer esa expresión tan aberrante, pero aunque el precio que debo pagar por mi sueño de ser redactora en The New York Time, es cinco veces más elevado que el primero, lo pagaré con mucho gusto, porque sé que tengo la habilidad y el talento que se requiere para estar allí. Por lo tanto, desde hace tres años y medio he estado aplicando la preparación que se requiere con toda la convicción de que, en el momento ideal, aplicaré mi postulación y así, solo quedar a un paso de este sueño.

  Sin lugar a dudas, la interpretación de lo que implica soñar, es algo individual, pero por todas las cosas positivas que podemos tener cuando nos enfocamos y esforzamos por nuestros sueños, mi recomendación es que al determinarnos un objetivo, demos lo mejor de nosotros. Les aseguro que, en su momento, esa meta se hará realidad, ya que el empeño tiene buenos frutos cuando trabajamos por ella.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación, fueron extraídas de mi galería personal}