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Mi nombre es *Jerson* soy orgullosamente *Venezolano* enamorado de mi país, sus paisajes, de mi gente, desde hace algunos meses va rondando un pensamiento en mi mente, ¿emigrar o quedarme en mi país?, es difícil si, como la mayoría de muchas familias Venezolanas mi núcleo familiar se conforma por cinco (5) integrantes mi papá obrero de profesión, mi mamá Licenciada en Educación, pero siempre se ha dedicado a ser una muy buena costurera de profesión y amante de su trabajo, mis dos hermanos y yo, el mayor de los tres.

Mi padres siempre han dado lo mejor de sí para que nunca nos falte nada, siempre tuvimos una infancia muy divertida donde siempre entre los niños de aquella época nos reuníamos en la cuadra para jugar siempre los deportes de temporada, futbol y beisbol cuando no era así compartíamos con los juegos tradicionales, metras, chapitas, volar papagayos, trompos entre otros, nunca nos faltó nada.

Si así nunca nos faltó nada, no teníamos lujos pero si lo que siempre estaba al alcance de nuestros padres, siempre recibimos educación pública y entre los valores inculcados siempre por nuestros padres era ser personas de bien, honradas, honestas y profesionales académicamente, donde hoy en día dos de tres hermanos somos profesionales universitarios ya que mi hermano menor para el momento se encuentra en educación segundo año de educación media.

Nunca nos faltó la comida, recuerdo que todos los viernes salíamos para el supermercado a realizar las compras semanales, para así no ir entre semana si se terminaba algo de comer, siempre tuvimos ropa y zapatos claro solo podíamos comprar 2 pares de zapatos para el año y debíamos tratarlos con cuidado para hacerlos más duraderos.

Este es un pequeño recuento de mi infancia, ahora les explico el por qué esta rondando en mi mente el pensamiento entre quedarme o irme del país.

Tengo un buen trabajo en el sector de Educación Universitaria el cual queda a pocas cuadras de mi casa, podría decir que es un trabajo envidiado ya que tardo unos pocos minutos en caminar desde mi casa hasta la oficina e incluso queda tan cerca, que puedo almorzar en casa, tengo buenos compañeros de trabajo, muy profesionales y con mucha carisma típico de muchos Venezolanos.

Si lo se pueden decir Jerson tienes la compañía de tu familia y un buen trabajo de que puedes quejarte, pues parte de esto le agradezco mucho a Dios por darme una bella familia, una hermosa novia, salud y un buen trabajo, pero mi pensamiento va más allá de todo esto, ya que debido a la situación actual de mi país, un buen trabajo no es suficiente para el sustento diario de una persona promedio en Venezuela, si me pidieran hablar de mi país lo describiría en una sola palabra “Maravilloso”, pero poder vivir en mi país se ha vuelto una odisea diaria.

La odisea diaria por buscar el pan de cada día, los supermercados, las panaderías, los abastos todos estos con los anaqueles vacíos y donde puedes encontrar comida un solo producto básico como un kilo de arroz, puede tener el valor de un salario mínimo mensual para muchas familias puede ser ya inaccesible el comprar este producto, cuando dicha cantidad debería alcanzar para comer un mes, donde un salario mínimo promedio en Latinoamérica generalmente alcanza para las necesidades básicas de todo ser humano, techo, comida, vestido, y aun así una pequeña salida recreacional en familia para comer en la calle, cosa que en Venezuela es totalmente imposible.

El sueño de la mayoría de los jóvenes generalmente es estudiar una carrera universitaria, graduarse, adquirir bienes propios como una casa, un carro, a través de préstamos, hipotecas o de ahorros personales, para así formar una familia estable, sueño que para muchos ha sido arrebatado, ya que para una joven familia el adquirir una cocina domestica a gas, puede costarle hasta tres años del salario mínimo mensual sin gastar absolutamente nada, cosa que para el día que logre juntar toda esta cantidad de dinero, el valor de la cocina ha aumentado alrededor de diez mil por ciento de su valor.

Por estos motivos y muchos más la mayoría de jóvenes están emigrando a países otros latinoamericanos, doy gracias a todos los países que los reciben y les da apoyo a todos estos jóvenes emprendedores y luchadores, que van en busca de un mejor futuro y estabilidad económica, cosa que en la actualidad en mi país es muy difícil lograr, aun así para muchos el salir del país no es tarea fácil, muchos tienen que vender sus bienes, otros piden dinero prestado para lograr costear el viaje solo de ida hasta el país de destino, costo que puede oscilar en más de 30 salarios mínimos que para muchos seria el insignificante valor de unos 200 dólares, un Venezolano puede tardar en adquirir esta cantidad de dinero hasta 4 años .

Muchos de estos jóvenes profesionales se van, dejando atrás sus familiares, para trabajar en cosas que jamás hicieron en su país, adaptándose a una sociedad totalmente distinta, con diferencias culturales, gastronómicas donde nadie sabe cómo serán acogidos y todos con un mismo fin un mejor futuro y aun así ayudar a los familiares dejaron atrás en su país.

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Sé que muchos puede que se sentirán identificados con el post, pero es por el clamor y vida diaria de muchos en mi país, anhelando un mejor futuro para el bien propio y de sus familiares.

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