Sigo con mis caminatas, la verdad me ayudan mucho a despejar mi mente, mientras llegan algunos materiales que me faltan para mis ilustraciones. Entonces aprovecho y me voy a tomar algunas fotos. Las calles de mi ciudad se tornan vacías, entre la cuarentena y la falta de gasolina dejan una vista bastante desolada.

Todo lleno de quietud y silencio, vagamente puedes mirar una que otra persona. Mayormente los habitantes salen muy temprano en la mañana para comprar provisiones aprovechando el clima fresco y también porque los comercios trabajan hasta mediodía.

Espero que esta situación finalice pronto a decir verdad, pero ya el tiempo dirá. Lo que nos queda es seguir con la mejor actitud posible. Saludos.