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RE: Art, Travel and Culture. Guadalajara: Cifuentes and the Route of the Saviors
Muy interesante e ilustrativo este artículo sobre Cifuentes ; ciudad y templo principal. Debiste pasar un buen rato revisando las marcas de cantería de ese monumento románico tardío en tu particular viaje a la Alcarria. Tengo noticias de tu pasión por los maestros canteros. Supongo que hasta tendrás una guía de marcas de los más famosos.
En realidad, no quedan muchas y las que hay se localizan en lo poco que queda de la iglesia románica original, que es la portada de Santiago, que aquí no se muestra, y cuya escultura se supone que está basada en el poema de Prudencio, La Psicomaquia. Una portada interesante, la ejecución de algunos de cuyos elementos recuerda otras esculturas similares que se localizan en el románico de Navarra, bajo mi punto de vista. Tengo cientos de marcas de cantería, es cierto, pero nunca he tenido tiempo de clasificarlas. Sería imposible clasificarlas por autor, puesto que generalmente y salvo muy raras excepciones, eran anónimos. Pero es cierto que en base a ellas, se pueden seguir o intuir las rutas y lugares por las que pasaron, bien como canteros itinerantes o bien formando parte de cofradías y hermandades de canteros. Las más famosas, aquéllas que se desplazaron a través de los Pirineos y dejaron buena parte de sus sellos personales en los principales monumentos del Camino de Santiago, fueron las de Maître Jacques, los Hijos de Salomón y los Hijos del Padre Soubisse. Las dos primeras, al parecer, trabajaron en compañía de los templarios, o al menos eso es lo que piensan algunos historiadores. Curiosamente, y como dato anecdótico, te diré que algunas de esas marcas fueron utilizadas o copiadas en las marcas que se ponía también al ganado. En fin, que me enrollo. Como ves estos temas pueden dar lugar a muchas líneas y especulaciones. Pero en definitiva, Cifuentes, a pesar de todo, todavía conserva muchas cosas de interés.
La cantería, los maestros canteros. Algo siempre misterioso y apasionante.
Un mundo muy complejo y fascinante. No sólo peculiares en las marcas que dejaban, sino que también, en muchos casos, utilizaban su 'propio lenguaje'. Algunos todavía sobreviven, y puedo ponerte como ejemplo, a los canteros cántabros de la Trasmiera (muchos colaboraron en la construcción del monasterio de El Escorial), que todavía hoy siguen utilizando ese lenguaje tan peculiar, que por desgracia se llama igual que una tonadillera a la que no pretendo hacer propaganda: la pantoja.