A veces me asomo.
Y ama a los más fuertes y más largos.
La luna amarilla miró por la ventana.
El miedo a la irrealidad, la trampa de la conciencia,
No ella, él Valentine.
No creí, pero ahora rezo.
Y por la noche he estado con otros.
Y luego, agarrando sus manos bajo la lluvia,
Y el hombre pasa a tu lado.
¿Qué le traerá el altar?
¿Cuántas veces no he dado ninguna señal?
Dando, así, un par de alas necesarias,
Varias veces no esperó, pero apareció.
Yo estoy feliz me ilumina mi vida.
Pero aunque sea trta de adivinar el número.