Cuento Corto | Piedra pulverizada | [ESP/ENG] | Powdered stone

in #cervantes5 years ago (edited)

Piedra pulverizada

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Abraham difícilmente podía mantenerle la mirada a Frederick, actuaba como si él supiera uno de sus peores secretos. A partir de ese entonces, las reuniones y almuerzos familiares se tornaron un tanto incomoda para ambos. Nadie más se daba cuenta, solo ellos dos sabían que tenían una conversación pendiente, solo ellos dos sabían que el nuevo integrante de la granja, ya no veía el lugar como una granja común y corriente, sino como el contenedor de varios secretos.

Frederick continuó con su trabajo en el taller de carpintería de su gran amigo, siempre alejado de la sierra por órdenes de su jefe. Tenía una gran necesidad de contarle todo lo sucedido a alguien, quería con gran urgencia, que alguien pudiese empalizar lo suficiente, ponerse en sus zapatos y opinar sobre todo lo sucedido, pues varias de las inseguridades de Frederick habían vuelto cuando se vio inmerso en todo este lio.

Pero opto por quedarse callado. A pesar de que confiaba bastante en su nuevo jefe, no quería defraudar la confianza que vagamente le había brindado Abraham.

– “Me gustaría volver a trabajar con la sierra, tengo en mente algunos proyectos interesantes” dijo Frederick mientras cargaba uso trozos de madera.

– “No lo creo muy conveniente en estos momentos. Debes aprender a manejarla mucho mejor para evitar que te cortes como la última vez”, dijo el carpintero.

– “Tendré todo el cuidado que no tuve la ultima vez, no puedo simplemente alejarme de ese objeto para siempre solo por el hecho de haber tenido un accidente”, respondió Frederick.

– “No se trata de eso. Por un accidente como ese casi pierdes la vida. Estuviste días en el hospital tratando de sobrevivir, y tenias muy pocas probabilidades de salir con vida. Honestamente creo que tu cuerpo no resistiría otra de esas infecciones, es mejor prevenir”, dijo el carpintero.

– “No me puedes tratar como a un niño que hay que cuidar. Soy tu empleado y se supone que debo hacer ciertas labores que no estoy haciendo por no poder trabajar con la sierra”, dijo Frederick

– “Espera tan solo un tiempo, cuando sea temporada alta de trabajo, odiaras la sierra de tanto usarla, te lo aseguro”, dijo el carpintero

– “¿Qué pensarías de mi si te digo que no le temo a la muerte como lo hacía hace unos días?, pregunto Frederick en tono bastante serio mientras trazaba unas líneas sobre una tabla previamente pulida.

– “Que estás loco”, respondió el carpintero rápidamente y riéndose de la situación.

– “Todo de alguna forma u otra le tememos a la muerte, por el simple hecho de ser algo desconocido”, agregó el carpintero.

La tarde fue bastante amena y desestresante. A los pocos minutos llegaron pedidos para unos muebles bastante costosos, con gran cantidad de detalles, muy similares a los que solía poner su padre en aquellas famosas esculturas que realizaba. Durante toda la jornada Frederick habló acerca de la concepción de la muerte para el carpintero, y entendió que en efecto no todos iban a tomar su historia de la misma manera. El espectro de creencias iría desde una fe genuina defensora de un gran milagro, hasta uno de los más grandes hallazgos de la ciencia, una poderosa sustancia capaz de erradicar las peores infecciones. Entendió que aquel mítico árbol no era de su propiedad y que al decir algo con respecto a él iba a cometer un grave error que pondría a todos los que viven en la Granja de Norte en un gran peligro, y quizá causar la muerte de ese ser vivo que poca culpa tiene en todo este asunto.

Frederick llego bastante cansado ese día, no tuvo otra opción que quedarse sentado en aquel árbol durante una media hora. Abraham iba entrando en la granja cuando vio a lo lejos la silueta de Frederick junto al tronco del árbol. Se dirigió hacia él. De forma tajante le propuso continuar la conversación esa misma noche, a la misma hora y en el mismo lugar, a pesar de que corrían el mismo riesgo de ser interrumpidos nuevamente por su esposa. Frederick bastante emocionado accedió a ir a dicho encuentro. Abraham no dijo más palabras, solo se quedo viendo el árbol, y la marca que había hecho la última vez sobre el tronco.

Esa misma noche Abraham preparo su chocolate favorito y se sentó en el sillón cómodamente, le ofreció un poco a Frederick y comenzó a buscar entre la bandeja que tenia adelante su galleta preferida, bien fresca y recién horneada por su esposa.

– “Ni siquiera yo mismo se lo que es esa sustancia. Es un secreto familiar, no deberías saberlo, pero te tengo cierta confianza, por lo que te contaré todo con cierto nivel de detalle, así que presta atención”, dijo Abraham mirando directamente a Frederick, quien se quedo totalmente petrificado a la espera de la anhelada explicación.

– “Uno de mis ancestros, no sé muy bien cual, heredo un cofre de madera bastante antiguo. En él se encontraba una peculiar piedra preciosa, de color rojo sangre, bastante brillante. En ese momento se pensaba que era una piedra preciosa común, pero con el pasar de los años se le descubrieron propiedades muy interesantes. El hijo de ese antepasado heredo la piedra, era un botánico reconocido en esa época. Tuvo la gran idea de sembrar un árbol cuya semilla estuviese rodeada de pequeños trozos, muy finos, de esa piedra. Y así fue, en muy poco tiempo creció un gran árbol, frondoso e imponente como el que te salvó la vida.

Gracias por leer.


English Version:

Powdered stone

~

Abraham could hardly keep his eyes on Frederick, acting as if he knew one of his worst secrets. From then on, family meetings and lunches became a bit uncomfortable for both of them. No one else noticed, only the two of them knew that they had a pending conversation, only the two of them knew that the new member of the farm, no longer saw the place as an ordinary farm, but as the container of several secrets.

Frederick continued with his work in his great friend's carpenter's shop, always away from the saw by order of his boss. He had a great need to tell someone everything that had happened, he wanted with great urgency, that someone could empathize enough, put himself in his shoes and give his opinion about everything that had happened, because several of Frederick's insecurities had returned when he was immersed in all this mess.

But he chose to remain silent. Although he trusted his new boss quite a bit, he did not want to disappoint the trust that Abraham had vaguely given him.

– "I would like to work with the saw again, I have some interesting projects in mind", said Frederick as he carried pieces of wood.

– "I don't think it's very convenient at the moment. You must learn to handle it much better to avoid getting cut like last time", said the carpenter.

– "I'll be as careful as I was last time, I can't just walk away from that object forever just because I had an accident", answered Frederick.

– "It's not about that. For an accident like that you almost lost your life. You were in the hospital for days trying to survive, and you had very little chance of getting out alive. I honestly think your body wouldn't resist another one of those infections, it's better to prevent it", said the carpenter.

– "You can't treat me like a child to be cared for. I'm your employee and I'm supposed to do certain tasks that I'm not doing because I can't work with the saw", said Frederick

– "Wait just a while, when it's high season, you'll hate the saw from using it so much, I assure you", said the carpenter

– "What would you think of me if I told you that I don't fear death like I did a few days ago", asked Frederick in a rather serious tone as he drew some lines on a previously polished board.

– "That you are crazy", replied the carpenter quickly and laughing at the situation.

– "Everything in one way or another we fear death, just because it is something unknown", added the carpenter.

The afternoon was quite pleasant and de-stressing. A few minutes later, orders arrived for some quite expensive furniture, with a lot of details, very similar to those his father used to put in those famous sculptures he made. During the whole day Frederick talked about the conception of death for the carpenter, and he understood that in fact not everybody was going to take his story in the same way. The spectrum of beliefs would range from a genuine faith in a great miracle, to one of the greatest discoveries of science, a powerful substance capable of eradicating the worst infections. He understood that this mythical tree was not his property, and that by saying something about it he would make a grave mistake that would put all who live on the North Farm in great danger, and perhaps cause the death of that living being that is scarcely to blame in all this.

Frederick arrived quite tired that day, he had no choice but to sit in that tree for about half an hour. Abraham was entering the farm when he saw Frederick's silhouette in the distance by the tree trunk. He headed towards it. He strongly suggested that he continue the conversation that same night, at the same time and in the same place, even though they ran the same risk of being interrupted again by his wife. Frederick, quite excited, agreed to go to that meeting. Abraham said no more words, only stared at the tree, and the mark he had made on the trunk the last time.

That same night Abraham prepared his favorite chocolate and sat down on the couch comfortably, offered Frederick some and began to look through the tray in front of him for his favorite cookie, freshly baked by his wife.

– "Even I don't know what that substance is. It's a family secret, you shouldn't know, but I have a certain confidence in you, so I'll tell you everything with a certain level of detail, so pay attention", said Abraham looking directly at Frederick, who was totally petrified waiting for the longed-for explanation.

– "One of my ancestors, I don't know which one, inherited a rather old wooden chest. In it was a peculiar blood-red stone, quite bright. At that time it was thought to be a common precious stone, but with the passing of the years very interesting properties were discovered. The son of that ancestor inherited the stone, was a renowned botanist at that time. He had the great idea of planting a tree whose seed was surrounded by small pieces, very fine, of that stone. And so it was, in a very short time grew a large tree, lush and impressive as the one that saved your life".

Thank you for reading.


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