Un amor que no fue.

Daniela con 22 años, era una chica de buen cuerpo, blanca y ojos color miel, con una personalidad muy definida estaba como pasante profesional en una empresa, ya había conocido la sensación del amor y desamor, entendía el significado del placer, en ese tiempo tenía una relación con Alfredo, hombre casado y 16 años mayor que ella, de profesión ingeniero y con trabajo estable.

Todos los días se veían a escondidas, en ese poco espacio de tiempo para compartir, su relación era una completa felicidad, como una pareja normal, él me complacía mis gustos y caprichos de toda mujer, es decir, regalos y atenciones. Todo marchaba muy bien con él, fueron meses maravillosos, mágicos. Yo estaba en las nubes me sentía muy dichosa por haber encontrado alguien tan especial como Alfredo. Me sentía enamorada todos los días, era muy feliz, él me hacía sentir importante, me demostró ser alguien decidido y perfecto en el amor.

Yo me fui enamorando intensamente y le proponía vivir juntos, y no de raticos como lo veníamos haciendo por espacio de dos años, él no daba respuesta alguna, solo me abrazaba y me decía "te quiero" acompañados de cálidos besos. Y vivíamos nuestro amor a escondidas a todo lo que daba.

Había mucha confianza entre nosotros, me había contado sobre su vida, su trabajo, su relación y siempre me recalcaba que como era conmigo no lo era con más nadie. Para él, yo era su felicidad, a pesar de sus años y experiencia, lo que vivía con Daniela, era especial.

Un día Alfredo, sin explicación alguna desapreció, no dio señales de comunicación, yo quería morir de amor y tristeza, me sentía horrible, desdichada, pensaba que la esposa lo había descubierto, en fin me pasaron miles de historias por la cabeza, tratando de buscar una explicación. Nuestro amor había llegado a su final, sin despedida, pero sí de forma sorpresiva y misteriosa.

Como siempre dicen, el tiempo lo cura todo, ya han pasado 45 días, mi corazón ha sanado de las heridas de amor causadas por Alfredo, y me dispongo a ejercer mi profesión. Esa tarde, al salir de su trabajo, revisa su celular, y ve que hay varias llamadas de un número desconocido, ella no le da importancia, pero continua la insistencia de las llamadas, y se dispone a atender. Era él, Alfredo, quería explicar lo sucedido, Daniela lo escucha y le dice: ya es tarde para explicaciones, perdí la confianza en ti, y el amor que te tenía, te convertiste en un recuerdo, ahora "yo" me quiero más que antes, me estoy dedicando vivir mi vida.

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