Romance astronómico.

Perdido en la dimensión de tus ojos astronómicos, absorbes mi energía enl a profundidad de tu par de agujeros negros.

Paz celeste; incendias el cosmo, cohabito en tus satélites.

Venus se formó con un hálito de la primera vez que me encontraste, tu saludo fue un meteorito que hizo temblar mi corteza, sucumbí ante la simpleza del gran fenómeno que estaba apunto de ocurrir "nosotros"

Como un astronauta explorando nuevas tierras, comuniqué al centro de mí el secreto de la vida que desconociamos, ese medio agujero que se muestra cuando ries, esa mirada que nos deja sin gravedad , las rarezas que nos hacen sentir vivos, es universal, es nuestro querer

La gravedad era controlada por el paso de sus manos y el ritmo con el que las estrellas se adornaban contigo, era utópico.

Su osa mayor giraba en torno a su abdomen y el sol sobre su ombligo que a destelladas de besos quemaba mis penas. Y así me consumia en vida, alargaba mi muerte.

Lo que tocaba le daba vida, era asombroso. Era capaz de hacer con una sonrisa el nacimiento de cien supernovas, capaz de corregir los errores del espacio, sus ecos llenaban el vacio estelar.

Era mi hogar fuera de este mundo, coloreaba las nubes para acolcharlas para mi descanso.

Con su ira es capaz de destrozar su mundo, solo para volver a caer, creer y crecer de nuevo en el...

¿Como no extrañar su fugaz presencia? Si en cada estrella veo su rostro suplicandome que deje de desearla.

Te esperaré con ansias, perseide; para que nuevamente me ilumines, te diviertas y vuelvas a tu estela...