Un país es como una familia, todos los miembros son importantes para el desarrollo de este núcleo de personas, muchas veces analizamos las cifras económicas y sociales de las naciones con frialdad matemática, obviando emociones, sentimientos y carencias por parte que quienes son objeto de estudio.

Por ejemplo cuando vemos el índice de pobreza de una región no hay indicadores que especifiquen el impacto directo, las posibilidades de superarlo y una comparación en un rango de tiempo. Sería interesante saber si se nace pobre, se vive pobre y se muere pobre o al contrario existe un cambio de clase social ascendente o descendente en algún momento de la curva gráfica.

De igual forma es interesante estudiar el potencial de cada familia, si estudian sus miembros o tienen alguna preparación técnica, podemos inferir que estas personas pronto podrán superar su nivel de vida.

La economía social debe adaptarse a las necesidades de la gente y no al contrario, para que los planes y medidas que se adoptan a nivel macro sean exitosos es necesario tener un abanico de opciones y que estas no sean simplemente una muestra más del populismo de cuello blanco que tantas tragedias nos han costado.

No hay mejor plan económico que aquel que llega directamente al ciudadano común.