EL JARDIN DEL EDEN (novela) seguda parte
Una mañana tranquila se ve interrumpida por un frenético golpeteo de puestas, Miriya Kimizuki no atendía a la puerta pero la persona que tocaba era insistente. Miriya se levanta del sofá, deja el libro que estaba leyendo, respira profundo y camina hacia la puerta con pisada firme y segura, abre la puerta y mira directamente a los ojos del hombre que allí estaba parado, se queda un rato mirándolo y le dice:Señor si usted no puede con una, mucho menos va a poder con dos, es usted una persona muy egoísta, si usted hubiese ayudado a su madre con el pago de la hipoteca esta no se hubiese suicidado en ese hotel de mala muerte en San francisco, y si me disculpa, estoy ocupada, y cerró la puerta. El hombre quedo parado atónito con la mirada perdida y con la boca abierta, luego se retiró del sitio. ¡Miriya….MIriya¡voy mama, ya voy _ respondio MIriya. Rápidamente sube las escaleras para encontrarse con su madre que estaba postrada en una cama, hacía varios meses que le habían diagnosticado cáncer de páncreas y mucho había durado viva la señora, pero Miriya sabía que le faltaba muy poco para despedirse de su madre, al menos en este plano. Al verla entrar por la puerta su madre le dijo: _ dame agua hija, creo que voy a morir de sed antes que por la enfermedad, rápidamente Miriya acudió a am la mesita de noche y de una jarra que allí estaba le lleno un vaso con agua. Ayudo a levantarla un poco de la cama y le dio de beber a su madre, luego la recostó nuevamente en la cama. ¿Cómo estas hoy mama? pregunto Miriya. La madre de esta respondio: _ tuve un sueño con tu padre, estaba tan bello como siempre, me llevaba de la mano por una hermosa playa y nos recostábamos bajo la sombra de una gran palmera, la palmera era más grande de lo normal era muy grande, demasiado grande y la sombra de esta abarcaba mucho espacio casi como si fuera un edificio. Y entonces le dije: Teppey, nos perdemos del sol, tengo tiempo que no recibo los rayos del sol, quiero sentirlos, Y él me dijo: _ No te preocupes pronto estaremos juntos y tendrás toda la luz que deseas, pero antes quiero que le des un mensaje a Miriya. Dile que busque a la conciencia universal. Nuestra niña es muy especial y debe cumplir con su destino. En ese momento desperté con una gran sed y fue cuando te llame. Mama descansa voy a traerte tu desayuno ya vengo. Le dijo Miriya y está bajo hasta la cocina algo perturbada y con un nudo en la garganta, estaba abrumada por una cantidad de sensaciones que la atormentaba, tenía un mal presentimiento. Ella calentó el desayuno en la cocina a gas no le gustaba usar microondas porque decía que este le restaba propiedades a los alimentos, luego de calentarlos subió las escaleras pesadamente, era como si no quería llegar a la habitación, cuando abrió la puerta, puso la comida en la mesita, se dirigió a la ventana abrió las cortinas y le dijo a su madre: _ mama ya puedes ir hacia la luz con papa. Las lágrimas corrían por sus mejillas y una gran tristeza se apodero de ella, luego se sentó al lado de su madre puso sus brazos alrededor de ella y la abrazo con ternura mientras el calor de su madre se le iba escapando poco a poco.