CUENTOS, MITOS Y LEYENDAS DEL AMAZONAS MEJOR CONOCIDA COMO TIERRA MAGICA “ EL MAWARI "…...
Cuenta la leyenda que los Mawari son seres mágicos que habitan en el agua y son una mezcla de persona y pez, también se dice que son encantos o espíritus presentes en muchas culturas indígenas. Estos pueden nadar como peces y hablar como hombres, su aspecto de la cintura para arriba es de un hombre lo que permite que puedan engañar a los que van de paso por el rio. Por ejemplo en Puerto Ayacucho, en el río Orinoco, existe una zona donde hay muchos petroglifos llamada playa el bagre, en la época de invierno se escucha al caer la tarde el sonido de tambores pero que el mismo se hace claro a medida que se acerca la cabeza al agua y cuando se mete el oído bajo la superficie se puede apreciar que la música de los tambores viene de las profundidades. Es un sonido rítmico que no puede ser producto del choque de piedras que arrastre el río. Se dice que los mawari tienen poblados bajo el agua, que las toninas son los mismos mawari así como otros peces. Hay pescadores que van al río al caer la tarde cuando se escuchan los tambores, rocían con tabaco y bebidas alcohólicas la superficie ofreciendo a estas sustancias para que las disfruten en sus fiestas bajo el agua y les piden a cambio un pez de unas determinadas características en su próxima pesca.
Se le atribuye a las toninas (delfín de agua dulce) la propiedad de encantar, porque se creen que éstas paren en tierras y encantan a sus crías, producen sonidos parecidos al llanto de un niño, por esto se dice que se transforman en mujeres para realizar el encanto. Esto es un proceso largo que sucede cuando alguien pesca en una laguna o río cuyo dueño es el Mawari.
En cierta ocasión cuando visite el Estado Amazonas buscando conocer un poco más de su cultura y sus creencias me tope con una mujer de rostro desgastado y piel curtida llena de anécdotas, historias y fabulas de su niñez, por lo que me tome el tiempo para escucharla, llamando mucho mi atención la historia de un señor que vivía de la caza y la pesca, único medio de subsistencia en el interior del territorio, un día este salió de su casa a las seis de la mañana en una canoa llevando como alimento un pedazo de asado. A eso de la una de la tarde resolvió comerse su bastimento frío. Cuenta la mujer que el pescador estaba enamorado y de su mente no se le apartaba la imagen de su prometida que vivía en una comunidad lejana. Cuando se encontraba de regreso río abajo, se dio cuenta que lo seguían centenares de toninas. El hombre llego a la orilla del rio y las toninas empezaron a saltar cerca de su canoa. Al día siguiente se le presento la novia bien vestida; asombrado aquel hombre la interpeló: ¿Cómo hiciste para venir de tan lejos? Ella le dijo que en una embarcación que estaba en el puerto de abajo. Y él sin darle mucha importancia a lo de la embarcación, se dirigió con ella hacia el puerto por un camino que comunica la casa con el río y en el trayecto hicieron el amor; al finalizar su entrega amorosa, ella inmediatamente se lanzo al río negro y desapareció, lo que no imaginaba aquel hombre es que en ese momento y con sus actos se origino el encantamiento a toda plenitud, el cual permitía exclusivamente a él poder ver a su enamorada, no así a los demás que habitaban en el lugar.
Al levantarse al día siguiente, se marcho a su trabajo acostumbrado, él de la pesca; su señora madre no noto nada anormal en él, tan solo él veía alucinaciones al regreso de la laguna, sitio predilecto para realizar sus faenas; donde vio en el medio del río como jugaban las toninas que utilizaban como medio de entretenimiento una naranja que se lanzaban entre sí; se fue acercando cuidadosamente en su curiara hasta llegar a escasos dos metros de donde se encontraban éstas. Una de ellas le tiró la naranja que cayó dentro de la canoa; la agarró y se la comió gajo a gajo. El sabor de la naranja era completamente dulce, la más dulce de todas las que hasta el presente se había comido. Ese día venía con la curiara casi a punto de hundirse por la cantidad de pescado que traía, ya que le había ido muy bien, pues tanta era la cantidad de pesca hecha que tenia para descansar dos semanas, la madre bajó a escamar los pescados, mientras la vieja arreglaba el producto de la pesca; él fue a bañarse al rio.
A los cinco minutos la madre se dio cuenta de que el hijo no salía, e inmediatamente se propago la voz de alarma. Los vecinos constataron que efectivamente el hombre se había lanzado al río, puesto que a orillas del mismo se encontraban la camisa y el pantalón sucio. Unos comenzaron a rastrear el lugar. Otros fueron a notificar a las autoridades más cercanas, quienes no se hicieron esperar; entre tanto los familiares buscaron una bruja; Ella manifestó que el hombre no estaba muerto, que se lo había llevado el Mawari o encanto y estaba en TEMENDAGUI, ciudad que se encuentra en el fondo del río y es la capital de los encantos; La bruja ordenó dejarle la ropa en el mismo lugar ya que esa sería la única señal que él tendría en caso de poder regresar, sus familiares mantuvieron la esperanza de volver a verlo, mientras la gente del pueblo ya lo daba por muerto, decían que el pescador se había ahogado. Al cabo de dos meses cuando las esperanzas se habían perdido el hombre fue encontrado en la orilla del rio justo al lado de su ropa y contó que había estado viviendo en un pueblo que existe debajo del agua, donde las serpientes, los peces y las toninas hacen vida igual que los seres humanos en un pueblo o ciudad, que lo único que lo mantuvo con vida fue la esperanza de volver a su casa y lo que le permitió salir del encanto fue no comer nada de lo que estos seres allí le ofrecían, por lo cual ellos decidieron dejarlo ir ya que al no comer el encanto perdía fuerza y no tenía sentido mantenerlo allí sino iba a formar parte de ellos.
En mi viaje por el amazonas pude constatar que los mitos cuentos y leyenda cobran fuerza según la creencias de sus habitantes en torno a todos sus hábitos y costumbres de vida, siendo ellos mismos los que exaltan el valor de su tierra mágica.
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