Confesiones Navideñas.

Agradezco a @sariana23 por la invitación a participar en esta dinamica. Más que responder por responder, me tomé el tiempo de mirar cada pregunta como una oportunidad para recordar, reflexionar y reconocer como he vivido estas fechas a lo largo del tiempo. La navidad para mí no solo es celebración, también es memoria, aprendizaje y conciencia.

1_ ¿Cuál es el regalo más extraño, feo o inútil que has recibido en Navidad o en un intercambio de "Amigo Secreto"?

Cuando era pasante en una empresa, participé en un amigo secreto con mucha ilusión. Me esforcé en elegir un buen regalo, pero el que recibí fue un pantalón usado, perteneciente a la esposa de quien me regaló, y además de una talla que no correspondía. Mis compañeros intervinieron y retiraron el obsequio, prometiendo que sería cambiado, cosa que nunca paso. Aquel episodio me dejó una lección clara: no siempre el esfuerzo es correspondido, y desde entonces decidí no volver a participar en este tipo de dinámicas. Aprendí que no vale la pena dar desde la expectativa, sino desde la conciencia… o simplemente saber cuándo no participar.

2_. Si pudieras eliminar una sola cosa de la Navidad, ¿cuál sería y por qué?

Eliminaría varias cosas, pero no desde el rechazo, sino desde la empatía. Las gaitas, aunque tradicionales, no conectan conmigo. Los fuegos artificiales, porque generan ansiedad en animales y aves indefensas. También cambiaría la forma en que algunos adultos comparan regalos entre niños, sin darse cuenta del daño emocional que eso puede causar. En cuanto a las tías que critican o invaden con preguntas incómodas, ya no siento la necesidad de eliminarlas: aprendí a poner límites, y eso fue un regalo personal que la madurez me trajo.

3_. ¿Alguna vez se te quemó la cena o tuviste un accidente decorativo digno de una comedia?

En casa de mi abuela solíamos hacer el pesebre, y una vez, jugando con luces de bengala, sin querer lo incendié. No pasó a mayores porque un tío actuó rápido, pero la experiencia fue suficiente para marcarme. Desde entonces nunca más volví a usar bengalas; incluso hoy me generan temor. Hay errores pequeños que dejan aprendizajes grandes.

4_. ¿Qué fue lo más loco o imposible que pediste de niño en Navidad?

Nunca pedí nada. Mis padres nos enseñaron que ellos eran el Niño Jesús y que, a veces, no era fácil dar regalos a dos niñas al mismo tiempo. No había cartas ni listas, solo un regalo compartido entre mi hermana y yo. Hoy lo veo como algo valioso: aprendimos a compartir, a jugar juntas y a no centrar la felicidad en lo material.

5_. ¿Tienes alguna foto con Santa o en un festival navideño que hoy te dé risa?

No. Nunca me tomé fotos con Santa porque siempre supe quién estaba detrás del disfraz. Tampoco participé en festivales decembrinos. Mi Navidad fue sencilla, sin escenarios ni flashes, pero auténtica.

6_. ¿Alguna vez reutilizaste un regalo que no te gustó?

Depende de quién venga el regalo. Si proviene de alguien a quien aprecio, lo guardo, aunque no me guste. Si viene cargado de malas intenciones, prefiero soltarlo rápido: regalarlo, desecharlo o simplemente dejar que se pierda en el olvido. No todo merece ocupar espacio, ni físico ni emocional.

7_. ¿Alguna vez escribiste a un “ex” en Navidad por nostalgia o unas copas de más?

Sí, lo hice un par de veces. Pero entendí que no era necesario ni sano. Cuando alguien pasa a ser un “ex” es porque el ciclo se cerró, y respetar eso también es una forma de amor propio. Hoy sé que no debe existir contacto cuando ya no hay lugar en la vida del otro.

8_. ¿Cuál ha sido tu mejor excusa para irte temprano de una reunión incómoda?

No uso excusas. En una reciente celebración navideña en el trabajo, al ver excesos, discusiones y un ambiente que no me hacía bien, simplemente tomé mi cartera y me fui. Después supe que hubo conflictos. Aprendí a escucharme: cuando un lugar no suma, retirarse en silencio también es una forma de cuidarse.

9_. ¿Qué canción navideña no soportas escuchar?

“Faltan cinco pa’ las doce”. A veces, escuchar demasiado algo le quita toda la magia.

10_. ¿Le has dicho a algún niño quién es realmente el Niño Jesús o Santa?

No, y no lo haría. Creo que la inocencia de los niños debe respetarse. Que descubran las cosas a su tiempo, porque esa magia que viven también enternece y reconcilia a los adultos con lo simple.