Venezolanos con #cáncer, #VIHSida, con #Paludismo y un sinfín de enfermedades salieron a caminar y a pedir clemencia a un Estado que desde hace meses los dejó de atender. "Yo no me quiero morir", dijo una señora en #Valencia, al tiempo que denunciaba la escasez de antiretrovirales. "Yo quiero ver crecer a mis nietos" decía a los micrófonos de #RadioFeyAlegría como única aspiración.

¿Emergencia humanitaria?

Aunque la pregunta parezca ya una consigna politiquera no lo es. En los últimos días vimos que la emergencia tiene rostro, tiene angustia, tiene pies y que, además, camina. La crisis humanitaria ya es una emergencia, es una carrera contra el reloj de la desgracia. Lo más desesperanzador del caso es que esta semana también vimos como en el ya extinto diálogo político, este drama social no estuvo en la agenda.

Para los "negociadores" el énfasis fue la fecha de las elecciones. Aunque en el largo plazo una cosa pueda resolver la otra, los pacientes con enfermedades crónicas no pueden esperar; la muerte los alcanza en un respiro.

Las cifras siempre son reveladoras, según el Colegio de Bioanalistas y según su presidenta Judith León, la escasez de reactivos alcanza el 90% en centros públicos de salud y el 40% de los profesionales del área se fueron del país. En este contexto, ni un perfil 20 es posible. Una persona no puede ir a un ambulatorio y saber si padece o no una enfermedad.

La doctora León también dijo en #RadioFeyAlegria que lo más dramático es el desmantelamiento de las unidades para realizar transfusiones de sangre. La vida pende un hilo.

"Vivir"

Seguir estando es la única aspiración de los que hoy batallan en los hospitales. Vivir es lo que desean y por eso se enfrentan a la indiferencia de las autoridades, por esa razón se atreven a dejar las camillas y rompen el silencio, por eso denuncian.

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