La vida.
Este escrito, solo los fuertes sobreviven.
Al nacer, nuestros pequeños cuerpos nos hacen ineficientes para sobrevivir por nuestra cuenta, por lo que nuestros progenitores deben ayudarnos hasta que podamos hacerlo por nuestra cuenta. En la naturaleza, en el vientre del tiburón, los bebés pelean unos entre otros comiéndose entre ellos.
Y solo uno gana la batalla.
Una vez que nace, está preparado para explorar el océano por sí mismo, ya que sabe cómo sobrevivir.
Lo consideraba largamente por un rato hasta llegar a una conclusión. No hay opciones, no hay caminos intermedios o luces amarillas. Solo blanco y negro.
A veces, cuando llegaba la hora de tomar una decisión y no precisaba de tiempo, me desesperaba, esto llegaba a mi mente y entonces sopesaba las únicas dos alternativas que regirían mi vida. Un pequeño giro tal vez. Pero sin duda un cambio.
Solían decirme que el dinero no lo era todo, que ser inteligente no te garantizaba el éxito y que el llanto es inútil porque no soluciona problemas. Todo en exceso es malo y peligroso, si no eras una cosa eras otra. Debía tomar una decisión. Y todo esto volvía a mi mente. Debías dominar o dejar que te dominaran, Ser un hijo de puta o dejar que los demás fueran unos hijos de puta. Debías decidir o dejar que otros lo hicieran por ti. Era todo o nada.
Por defecto, debía pensar que me beneficiaba más, no podía simplemente no responder rápido y entonces harían tu vida de un infierno si no era la correcta. O responder sin pensar en algo tan importante
Hay cada vez más escalones en esta eterna escalera.
Entonces comprendí que siempre supe porque me decían todo aquello. El dinero tenía dos lados, podía ser imprescindible y podía ser no serlo también, era equilibrio. No sé si me explico. La vanidad te hace avanzar. Ser inteligente te garantiza buenas decisiones. Pero entre ellas están las que son tomadas con la cabeza y las que son tomadas con el corazón. Allí es de donde salen los llamados "errores”, por eso debías tomar precaución. El dinero entonces casi todo el tiempo, era el talismán con el que cerrabas los tratos, el cello de los papeles. El cumplimiento asegurado de cada término.
Y si nos ponemos a hablar del tiempo. El capitulo 7, mi favorito de Alicia en el país de las maravillas, habla metaforicamente al respecto.
Aquel tristísimo sombrerero que le canto a la reina por su cumpleaños y esta pensó en voz alta que no había forma más estúpida de matar el tiempo. El triste sombrerero dijo que el tiempo se molestó con él porque pensó que quería matarle. Desde entonces para él siempre eran las seis de la tarde. Siempre era la hora del té. Siempre rodaría eternamente en aquella mesa con lindas teteras y tortitas y café. Estaba condenado por el tiempo.
Es cuestión de conocer las reglas. Es cuestión de sonreír y hacer alianzas cuando es necesario. Pero a medida que empezabas a jugar, simplemente no puedes parar. Es como las vegas y sus atractivas apuestas. Y se hace más rudo, más difícil, más intenso.
Pero una vez que lo tenías cogido, lo tenías todo.
Lo comprendí a la perfección.
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Buen Post, hablas de una parte de la vida que tienes en frente una decisión, no tomarla es darle peso al tiempo que se vuela eterno y te arrolle.
Hay un libro que te puede interesar "LA PUERTA DE LOS TRES CERROJOS" del autor SONIA FERNANDEZ-VIDAL. Espero lo disfrutes...
rafa
Muchas gracias por su recomendación. Lo leeré.