Crónica de un apagón
Procuramos hacer nuestras labores diarias sin pensar en la posibilidad de que ocurran errores, la mayoría de las veces creyendo que todo saldrá tal cual lo planeado. Compras, visitas, trabajo, comida, compartir entre amigos o algo tan simple como echar gasolina e incluso ducharnos. Estamos ya acostumbrados (o malacostumbrados) a que de un segundo a otro la planificación que teníamos se esfume por una tonta razón: un corte de luz, pero seguimos molestándonos por ello. Surge entonces la pregunta… ¿y ahora qué?
Transcurren las horas con dotes de tortura, pues estos apagones, por más que tengan un “cronograma” establecido, no dejan de tomarnos por sorpresa. Después de todo una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica. Hoy el turno de mi residencia era para las 3 P. M. pero el reloj marca las 2 A. M. y el aire acondicionado del cuarto termina por apagarse. “Si son 3 horas de racionamiento llegará a las 5 de la mañana… como que no voy a trabajar” pienso en voz alta después de haber pasado la noche preparando el trabajo pendiente.
3 de la mañana… resta solamente una hora y la brisa de verano que últimamente abarrotaba los ventanales no tiene ganas de contribuir con la causa. El calor termina por sacarme de mi cama y me voy a la sala a intentar chatear por WhatsApp pero las señales de la compañía se debilitaron por la falta de energía en sus antenas repetidoras. Ni modo, toca contemplar la noche que realmente no es molestia. Siempre es buen momento para mirar a la Luna y pensar en las cosas buenas que nos suceden o sucederán.
El silencio que hay alrededor ocasiona que el mínimo ruido se escuche en todo el apartamento, incluyendo la discusión de la pareja del piso de abajo que aparentemente piensan vivir solos en todo el edificio. “A María me la calo, pero a Karina no porque sé cómo es y no te hagas el pendejo”… bueno, al parecer no se necesita de un televisor para ver la novela. ¡No es que uno quiera escuchar, es que no queda de otra!
En medio de la madrugada unos gritos desesperantes hacen que esta pareja tome una bocanada de aire por unos segundos. Salgo a ver qué sucede, no veo a nadie, pero se siguen escuchando los gritos de auxilio. Lo que faltaba… una vecina atrapada en el ascensor con su hija. ¿Cómo las ayudo? Las puertas no pueden abrirse y la cabina quedó justo a la mitad de entre dos pisos. Afortunadamente otro vecino salió de su casa. Hace el movimiento de sacar algo del bolsillo, es una llave, la misma que abre el cuarto de mantenimiento del ascensor.
La mujer sigue gritando y exclama que su hija que se queda sin aire, está nerviosa. Tienen casi una hora encerradas pero no se los ocurrió pedir ayuda antes porque creyeron que la luz regresaría una hora después. Mi vecino y yo entramos al cuarto de máquinas con un par de linternas. Le alumbro las escaleras y sube hacia donde está el canal de la cabina. Comienza a gritar:
- ¿¡Me escuchan!?
- ¡Síííííí!
- ¿Saben en qué piso se quedaron?
- Creo que entre el 3 y 4, veníamos del 6 y a los segundos se fue la condenada luz.
El señor entonces quita el automático del ascensor y lo deja en manual de modo tal que él mismo pueda manipularlo para que pueda subir o bajar la cabina. Poco a poco la va bajando dándole vueltas a una palanca hasta que la muchacha le indica que tocó fondo. Se detiene y se abren solas las compuertas, escuchamos el sonido, pero, ¿salieron? Es la pregunta que nos hacemos en vista de que no responden a nuestros llamados.
Seguimos gritándoles y no nos contestan. O salieron o se desmayaron, así que decidí llamar al celular de la señora y confirmo que están bien. Aprovecho que el vecino está dentro del cuarto del ascensor para que me explique cómo manipularlo en estos casos… mejor prevenir que lamentar, como asegura el dicho. Nunca se sabe con estas máquinas viejas, pues dicen que estos modelos de ascensor marca “SABIEM” fueron los primeros que llegaron a Venezuela.
Regreso a mi sillón, se escuchan en las calles gritos de “¡VIVA CHÁVEZ!” pero la discusión sigue y comienzo a preocuparme por la niña que allí vive. Tendrá como 5 años tal vez, ni por eso sus padres son capaces de aguantarse y pelear fuera de casa. Siento pena por ella pero lamentablemente no puedo hacer nada más que desear que la luz llegue antes de tiempo para que al menos pueda intentar no escucharlos al prender el televisor.
Por fin son las 5 A. M. pero seguimos a oscuras… ¿Entonces? ¿Será que no es un apagón normal sino una falla eléctrica? A este punto no me queda mucho que hacer o decir más que desearle “buena vida” al presidente de la República y regresar a la cama. Ustedes entenderán a qué me refiero…
5:30 de la mañana y se escuchan algunas aves trinando al acercarse el amanecer. Finalmente llega la esperada Sra. Luz y se alumbra la ciudad nuevamente. En definitiva es imposible salir a trabajar luego de pasar la madrugada en vela así que no queda más remedio que esperar a que se regule el voltaje y volver a encender el aire para dormir hasta el mediodía que corresponda preparar el almuerzo.
Nos preocupamos por todos los detalles de nuestro día como si se tratara de una competencia. Eso no es “vivir” y no lo digo por el tema de la luz, pues me molesta como a cada uno de nosotros, lo digo porque “preocuparse por lo que pueda pasar es como andar por ahí con un paraguas por si llueve” como diría Alejandro Sanz. Mal que bien es una realidad que nos somete a todos en Venezuela y no podemos permitir acabe con nuestra salud mental, mejor ir solucionando a medida que se nos presenten los percances. Solo así podremos sobrellevar la situación y sus repercusiones.
We try to do our daily tasks without thinking about the possibility of mistakes, most of the time believing that everything will turn out as planned. Shopping, visits, work, food, sharing among friends or something as simple as throwing gas and even shower. We are already used (or malacostumbrados) to that from one second to another the planning we had is gone for a silly reason: a power outage, but we continue to bother about it. The question then arises ... and now what?The hours pass with torture, because these blackouts, even if they have an established "chronogram", do not stop taking us by surprise. After all, one thing is theory and quite another is practice. Today my residency shift was for 3 P.M. but the clock shows 2 A.M. and the air conditioning of the room ends up going off. "If it's 3 hours of rationing, it will arrive at 5 in the morning ... like I'm not going to work" I think out loud after having spent the night preparing the pending work.
3 in the morning ... only one hour remains and the summer breeze that lately crammed the windows does not feel like contributing to the cause. The heat ends up taking me out of my bed and I go to the room to try to chat on WhatsApp but the signals of the company were weakened by the lack of power on their repeater antennas. No way, it's time to contemplate the night that really is not annoying. It is always a good time to look at the Moon and think about the good things that happen to us or will happen.
The silence around causes minimal noise to be heard throughout the apartment, including the discussion of the couple downstairs who apparently think they live alone throughout the building. "I miss Maria, but not Karina because I know how she is and do not play the asshole" ... well, apparently you do not need a television to watch the novel. It is not that one wants to listen, it is that there is no other!
In the middle of the morning some exasperating cries make this couple take a breath of air for a few seconds. I go out to see what happens, I do not see anyone, but the cries for help continue to be heard. What was missing ... a neighbor trapped in the elevator with her daughter. How do I help them? The doors can not be opened and the cabin was just halfway between two floors. Fortunately another neighbor left his house. It makes the movement to take something out of the pocket, it is a key, the same one that opens the maintenance room of the elevator.The woman continues to scream and exclaims that her daughter who runs out of air, is nervous. They have almost an hour locked up but it did not occur to them to ask for help before because they thought the light would come back an hour later. My neighbor and I entered the engine room with a couple of flashlights. I light the stairs and go up to where the cockpit channel is. Start screaming:
-Do you hear me !?
-¡Yessss!
-Do you know what floor they stayed on?
-I think between 3 and 4, we came from 6 and the second was the damn light.The gentleman then removes the automatic from the elevator and leaves it in manual so that he himself can manipulate it so that he can raise or lower the cabin. Little by little, it goes down, turning a lever until the girl indicates that it touched bottom. The doors stop and the doors open, we hear the sound, but did they come out? It is the question we ask ourselves because they do not respond to our calls.
We keep shouting at them and they do not answer us. Either they left or fainted, so I decided to call the lady's cell phone and confirm they're fine. I take advantage of the fact that the neighbor is inside the elevator room to explain how to handle it in these cases ... better safe than sorry, as the saying goes. You never know with these old machines, because they say that these elevator models marked "SABIEM" were the first to arrive in Venezuela.
I return to my armchair, shouts of "VIVA CHÁVEZ!" Are heard in the streets but the discussion continues and I begin to worry about the girl who lives there. He will be around 5 years old maybe, and that's not why his parents are able to hold on and fight away from home. I feel sorry for her but unfortunately I can not do anything but wish that the light arrives early so that I can at least try not to listen to them when I turn on the TV.
At last it's 5 A.M. but we're still in the dark ... So? Could it be that it is not a normal blackout but an electrical fault? At this point I do not have much to do or say more than to wish "good life" to the President of the Republic and return to bed. You will understand what I mean ...
5:30 in the morning and some birds are heard trilling as dawn approaches. Finally the expected Mrs. Luz arrives and the city lights up again. In short it is impossible to go out to work after spending the early morning so there is no choice but to wait until the voltage is regulated and turn on the air to sleep until noon that corresponds to prepare lunch.
We care about all the details of our day as if it were a competition. That is not "live" and I do not say it because of the subject of light, because it bothers me like each of us, because "worrying about what may happen is like walking around with an umbrella in case it rains" would say Alejandro Sanz. Evil that good is a reality that subjects us all in Venezuela and we can not allow to end our mental health, better to solve as we face the mishaps. Only then can we cope with the situation and its repercussions.
Realmente lo que nos pasa es tipo TNT... sorprendente que podamos vivir con eso
Hola! Pues sí, es muy triste, pero hay que mantener la frente en alto.