La más bella edad del corazón o el amor infantil en la poesía

in Qurator5 years ago


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La más bella edad del corazón o el amor infantil en la poesía

Hola, amigos. En estos días de cuarentena, es el momento preciso de hacer las cosas que siempre hemos querido hacer y que por falta de tiempo, no hemos hecho. En lo particular, tengo muchos libros por leer, películas por ver y música por escuchar. Generalmente soy una lectora empedernida de poesía, no solo porque es mi línea de investigación, sino porque es más fácil y rápido de leer. Como todos saben, la poesía puede girar en torno a muchas temáticas; por ejemplo, en estos días he leído muchos poemas sobre exilio, tragedias, cotidianidad y el amor. Por ser el amor un tema que nunca pasa de moda y que todos hemos vivido, hablemos de él.


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Para comenzar abril me gustaría hablar del amor infantil. De cómo vivimos el amor en nuestra niñez, de cómo se siente el primer enamoramiento. En este amor hay colores, palabras dulces, ingenuidad, inocencia. Las historias de amores de la infancia se quedan allí: inmóviles, en una cajita guardada que abres cuando el cielo está nublado o la vida te deja con las manos vacías. No importa cuántos años pase, el amor que vivimos cuando somos niños lo recordamos con una sonrisa, jamás con tristeza. Me gustaría que abriéramos esa caja que guarda nuestros amores infantiles y repasemos a tres escritores que tienen poemas sobre este tema. Comencemos:


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Me gustaría iniciar con el poema titulado “Cuando pasas” del escritor colombiano Jairo Aníbal Niño, quien se ha caracterizado por escribir unos poemas que recuerdan nuestra infancia y adolescencia. Transcribo el poema completo:

Cuando pasas,
se cae un cuaderno,
un pie tropieza,
se escurren unos anteojos,
se oprime una garganta,
un par de manos sudan,
se extravía una bufanda.

Lo que ocurre
es que el cuaderno,
el pie,
los anteojos,
la garganta,
el par de manos

y la bufanda
están locos por ti.

La voz lírica muestra una candidez y una sinceridad que solo pueden tener los niños. En la primera estrofa de este poema la voz poética habla de lo que le ocurre cuando pasa o mira a la persona que ama. Vemos que los objetos se caen, se rompen, pero también vemos que las manos se sudan y que la garganta se cierra, señales inequívocas del estado de nerviosismo del que mira.


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Pero si la primera estrofa nos muestra la conducta del enamorado, en la segunda estrofa vemos que el hablante lírico busca excusar ese comportamiento con una justificación insólita y de allí la hermosura del poema: todos los objetos están enamorados de la persona que pasa o que se mira. El hecho de aceptar al comienzo todo lo que nos ocurre cuando miramos a la persona amada es un acto valiente e intenso, pero que puede crear inseguridad, de allí la idea de culpar a los objetos de ser ellos los que tienen un sentimiento de atracción. Debemos decir que los niños no expresan el enamoramiento de la misma forma, pero casi todos llevan el corazón por fuera.


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Otra poeta que ha cultivado la literatura infantil y que ha plasmado la ingenuidad de la mirada de los niños en su poesía, es la escritora española Gloria Fuertes. Aquí les dejo un poema como ejemplo:

En el árbol de mi pecho
hay un pájaro encarnado.
Cuando te veo se asusta,
aletea, lanza saltos.
En el árbol de mi pecho
hay un pájaro encarnado.
Cuando te veo se asusta,
¡eres un espantapájaros!

Este poema utiliza la metáfora del árbol y el pájaro para expresar los sentimientos que tenemos cuando vemos a la persona amada. Habla de un pájaro que aletea lleno de vida, que salta y canta dentro del pecho cada vez que mira al otro. Sabemos que el pájaro en el pecho es el latir frenético, el corazón desbocado, las pulsaciones aceleradas. Al igual que en el poema anterior, el hablante lirico habla francamente, sin cobardía, de las reacciones que sentimos cuando estamos enamorados, pero al final gira la confesión hacia el humor, una forma conocida de ocultarnos, de quitarle carga al momento. En estos dos poemas podemos ver la misma fórmula: la confesión del amor; luego la cobardía de no saber qué hacer con lo que se dijo, con lo que se siente, comportamiento innegable de un carácter infantil e inexperto.


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Para finalizar, me gustaría que leyeran el poema que se llama “Enamorados”, del escritor brasileño Manuel Bandeira, quien se ha caracterizado por escribir sobre la ternura. Les dejo aquí una muestra de su obra y del tema que estamos tratando:

El muchacho se acercó a la muchacha y dijo:
-Antonia, todavía no me acostumbré a tu cuerpo, a tu cara.
La muchacha miró de lado y esperó.
-¿Tú sabes, cuando uno es chamito y de pronto ve una oruga rayada?
La muchacha rememoraba:
-Uno se queda mirando…
La niñez jugueteó de nuevo en sus ojos
El muchacho prosiguió con mucha dulzura:
-Antonia, tú pareces una oruga rayada.
La muchacha abrió enormemente los ojos, exclamó.
El muchacho concluyó:
-Antonia, estás bellísima. Pareces loca.

Este hermoso poema encierra la incapacidad de expresarnos ante la persona que nos gusta, la timidez que puede sobrepasarnos y la parálisis que sentimos ante el otro. A veces logramos acercarnos, pero después de ese momento, las palabras se quedan trabadas, no sabemos qué decir y si decimos algo, tal vez no sea lo más indicado o no es lo que realmente queremos decir.


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En este poema vemos que existen dos personajes: un muchacho y una muchacha. El muchacho se acerca a la chica y trata de decirle lo que siente por ella, pero no puede ordenar sus pensamientos y lo que dice no parece tener sentido, o por lo menos no el mejor. Cuando él mira a la chica ejemplifica esa observación con un recuerdo infantil: mirar una oruga rayada. Él parte de la idea de no acostumbrarse al cuerpo y a la cara de la chica, entendemos entonces que habla de la maravillosa transformación de la oruga en mariposa. Ese último verso es la declaración del amor y la atracción que siente, pero también utiliza, al igual que en los poemas anteriores, un mecanismo de salida para la confesión: “Pareces loca”. Extrañamente, esas palabras más que parecernos una ofensa, nos da una idea de la mirada del enamorado y de lo delirante que es el otro.


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La niñez nos proporciona la sorpresa de ver por primera vez algunas cosas, de sentirlas, vivirlas, pero lastimosamente la niñez no es eterna. Las personas pierden cierta ingenuidad, inocencia con el tiempo y la experiencia. Cada edad narra momentos maravillosos. Pero hay amores que saben a chocolate, a helado, a primer beso, a todas las cosas bonitas que tiene la vida.

Tal vez dentro de muchos años olvidemos la letra de nuestra canción preferida, el nombre de algunos amigos que ya no vemos, la dirección de una casa visitada, la fecha de un momento importante, pero nunca olvidaremos nuestro primer amor, ese que hizo que nuestro corazón fuera un globo de colores, que nuestras mejillas se pusieran rosadas de pena, que nos sudaran las manos y a quien le hicimos cartas y poemas.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

http://jairoanibalninopoemas.blogspot.com/2015/09/cuando-pasas.html

https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/10222-10-poemas-de-gloria-fuertes-la-poeta-de-corazon-inmenso.html
https://poemasamoryamistad.com/manuel-bandeira