Hoy tuve un sueño, esta madrugada me desperté y profundamente me pregunté tantas cosas, sé que posiblemente tú también te la has preguntado, me cuestioné con toda la honestidad que he podido tener, me abracé con la verdad para tener la valentía y poder tener una conversación franca y sincera con los pensamientos que me abrumaban en ese momento, pero sobre todo para dar respuesta al corazón. Les confieso que no fue nada fácil ese momento, en todo momento procuré no soltarme de la fe y la esperanza.

En ese sueño pude ver un pequeño destello de lo grande y hermoso que puede ser nuestro mañana, las sonrisas de nuestros niños eran el orden del día, el esfuerzo y la dignidad una vez más se habían reencontrado después de tanto tiempo, la solidaridad regresó a cada hogar después de un largo viaje trayendo entre sus maletas las buenas costumbres de nuestro ayer, los papagayos volvieron a visitar el basto azul de nuestro cielo, las muchas risas y las largas conversaciones entre amigos volvieron a la esquina del barrio, este sueño me dio la sensación de regresar a mi niñez, noble sueño cuánto deseo que estés entre nosotros y que seas nuestra realidad.

Para todos mis hermanos, para todos aquellos que hemos padecido desde el corazón el dolor por ver la hermosura marchitarse y la grandeza intimidarse, para todos aquellos que anhelan transitar las calles de nuestro ayer y los caminos por el pueblo de nuestra infancia, para ti que tienes el mismo sentir que yo tengo, para ti que te duele tanto el sufrimiento de nuestra tierra, para ti es esto.

Despertemos el corazón a la nobleza, una vez más seamos ese buen samaritano que vimos en nuestros abuelos abrazando aquellos que venían de tierras lejanas heridos de injusticia, hoy nos corresponde ser ese samaritano entre nosotros mismos. El cielo siempre será justo, así como aquellos extranjeros fueron bendecidos en nuestro solar para prosperar ¿no crees que el cielo mismo podría hacerlo con nosotros los nacidos en esta tierra? Venezuela sigue de pie, Venezuela eres bella, eres grande, tan única y perfecta, no hay otra igual a ti, en medio de las largas noches solo hace falta volver el corazón como al principio para que venga un nuevo amanecer, todo comienza desde el corazón.

La inmensidad de los llanos sigue con sus brazos abiertos, nuestras cordilleras siguen vistiéndose con la blanca nieve, nuestros desiertos y médanos siguen fiel en el mismo lugar, nuestras playas y costas siguen con sus colores peculiar bailando al ritmo de nuestros tambores, nuestras montañas y los cañaverales siguen mostrando su verdor, nuestros tepuyes siguen firmes y de pie, nuestro Salto Ángel sigue imponente dejando caer sus libres aguas.

Tuve un sueño no para lamentarme, tuve un sueño para no soltarme de la esperanza, este soñar me recuerda que la fe es necesaria, así como lo es el cielo para nuestro turpial, o como es el cuatro para el arpa, así como es la gaita para nuestras navidades o como es la alegría para nuestros hijos.