Venezuela Concurso/ Semana 41/ Cuento de Navidad/ @cruzamilcar63

Saludos para todos los amigos de Venezolanos Steem. Hoy les contaré un cuento en el que interviene el Niño Jesús, debido a que ya la navidad está muy cerca, además así lo solicitó, precisamente por eso, el amigo @carmencitast como moderador de este interesante concurso que tiene un nombre traviesamente telegráfico: Venezuela- CONCURSO – SEMANA 41 | Cuento de Navidad . Espero que sea del agrado de quien se atreva a leerlo.

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El mejor siorestop del mundo


Siempre las cabras, todo el tiempo esos benditos chivos que no lo dejaban hacer más nada. En la mañana, antes de ir a la escuela, había que sacarlos del corral y llevarlos hacia donde estuviese el monte más tierno para que comieran. Al mediodía tenía que estar pendiente de que alguno de esos animales no se descarriara y a las tres, cuando todos los muchachos se reunían en el peladero para jugar pelota, él tenía a cada rato que dejar el juego porque debía atender las cabras. “Chuito, anda a buscar a esos bichos antes de que se haga de noche,” se escuchaba el escandaloso leco de su madre precisamente cuando el partido estaba en el mejor momento. Cuántas veces tendría que explicarle que él lo que quería era jugar béisbol, ser un tremendo siorestop, aquí y en las grandes ligas, mucho mejor que Omar Vizquel y Luis Aparicio juntos, un tremendo pelotero con una catajarria de guantes de oro y enfilado para el salón de la fama… ¡Chuito López, el orgullo de Chacopata!

Esa tarde, cuando la última cabra entró al corral, se le ocurrió la genial idea: “Ya sé, le pediré al Niño Jesús que me traiga un guante nuevecito, él nunca me ha dado ningún regalo y yo necesito uno para poder practicar y convertirme en el mejor siorestop del mundo.” En seguida se puso a escribir la carta, pero en cuanto su mamá se enteró de lo que estaba haciendo, se le dibujó en el rostro esa entristecida preocupación que le traían las peores contrariedades. “Ay, mijo, yo creo que el Niño Jesús no sabe dónde queda Chacopata,” le dijo como midiendo cada palabra para no hacerle daño; “si esos chivos no fueran ajenos, ya yo hubiera vendido uno y te habría comprado tu guante…” Él no le hizo caso porque tenía el presentimiento de que el Niño, por ser quien era, sí tenía posibilidades de atender su petición.

Se durmió pensando en aquel guante con el que comenzaría, con pie firme, su brillante carrera de pelotero; sin embargo, esa noche soñó que se encontraba recogiendo los chivos en una gran sabana, que en nada se parecía a las de su pueblo, cuando pasaron tres hombres montados en camellos, y vestidos como unos auténticos reyes, quienes le dijeron “vente con nosotros a honrar al Redentor, tráete tus cabras porque son esos los animales que deben estar junto al Mesías,” aseguraron, mientras miraban el cielo y parecían dibujar con los dedos algo que miraban allá arriba. “Son los Reyes Magos,” pensó él y se dispuso a seguirlos, pero se despertó antes de llegar adonde iban.

Se encontraba, por supuesto, jugando pelota, cuando escuchó el llamado impaciente de su madre: “Ven acá, Chuitóoooo,” pero no hizo mucho caso porque sabía que todavía no era la hora de buscar los chivos. Entonces la vio que venía hacia el peladero, acompañada por el cura del pueblo. “Ven acá, muchacho,” le gritó antes de llegar y él no tuvo más remedio que irse con ellos para su casa. “Hijo mío, -le dijo el sacerdote- pasado mañana, 24 de diciembre, haremos la representación viviente del nacimiento de Jesús, necesitamos que hagas el papel de un pastor y acudas con dos o tres de las cabras, porque, bueno, en este pueblo no hay ovejas y esos animalitos son también hijos de Dios…” No puso objeción alguna: “está bien señor cura, allí estaré,” aseguró, pensando en que aquello tenía que ver, con toda seguridad, con lo que había soñado la noche anterior.

El día de nochebuena, después de que terminó la emotiva y muy aplaudida representación del nacimiento del niño Dios, él llevó las tres cabras al corral y decidió, pensando en el regalo que había pedido en su carta, irse a dormir en seguida; pero antes la madre, tomándolo en sus brazos con inusitada ternura, le advirtió con esa voz de pájaro enfermo que le salía en los momentos más amargos: “Mijo, quizás el Niño Jesús no te pueda regalar nada hoy, ese guante que tú quieres pueda que cualquier otro día lo tengas, quién sabe…” No dijo nada para no hurgar demasiado en el evidente dolor de la mujer que lo trajo a la luz de este mundo, pero se juró a sí mismo que antes de que cumpliera diez años, tendría su guante.

Esa misma noche soñó que una de las cabras, de repente, se descarrió del grupo que ya tenía recogido para conducirlo hacia el corral y se montó en una empinada loma de donde no parecía querer bajar. Él tuvo que subir, con enorme dificultad, para devolverla al redil, pero cuando llegó a la cima, se encontró que el animalito estaba acompañado por un niño, más o menos de su misma edad, que parecía un ángel. “Hola, Chuito, muchas gracias,” le dijo aquel ser de luz con una voz que penetraba en el alma con una sensación de felicidad. Sintiendo que lo conocía de toda la vida, que era alguien en quien podía confiar totalmente, solo respondió. “Gracias por qué, no creo que te encuentres aquí perdido, qué fue lo que hice por ti.” El niño sonrió, dándole la mano: “Me llamo Jesús; gracias por tener fe en mí, por escribirme una carta y por llevar las cabras a mi lado para recordarme, de vez en cuando, que mi signo es capricornio porque nací el 25 de diciembre, por lo tanto, esos animalitos debieran también ser emblemáticos dentro de mis representaciones… Cuando despiertes, tendrás en tu almohada el regalo que me pediste.”

Y allí estaba cuando despertó, a un lado de su almohada, el flamante guante que le regaló el Niño Jesús a Chuito para que se convirtiera en el mejor siorestop del mundo.



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Invito a los amigos: @felixgarciap y @lachicarebelde

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Saludos amigo, un cuento lleno de emociones, que sin duda e transmite una mezcla de alegría y tristeza.

La fé y las buenas acciones tienen sus recompensas y es una prueba de que los milagros y Dios están presentes en nuestra existencia. Éxito en el concurso.

Muchas gracias, amigo. Reciba mis saludos.

Saludos amigo, un cuento lleno de emociones, que sin duda e transmite una mezcla de alegría y tristeza.

La fé y las buenas acciones tienen sus recompensas y es una prueba de que los milagros y Dios están presentes en nuestra existencia. Éxito en el concurso.

Hola, amigo @cruzamilcar63.

Los sueños y deseos pedidos de corazón y sin malicia, acompañados de la inocencia de un niño, pueden hacer que se muevan las montañas. Todo es cuestión de fe. ¡Chuito vivió la magia de ser visitado en sus sueños por el Niño Jesús!

La Navidad es una de las festividades más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés.

Esta solemnidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se celebra el 25 de diciembre en la Iglesia Católica.

Aparte del origen cristiano de la Navidad, ésta fiesta ha ido mezclando su carácter religioso con la tradición de convivencia familiar, debido en gran medida a la popularidad de esta celebración.

En Estados Unidos, sobre todo, se popularizó la costumbre del intercambio de regalos y al personaje de Santa Claus y regalar tarjetas de Navidad.

¡Te deseo mucho Éxito y una Feliz Navidad!

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Además de su carácter religioso, a la celebración del nacimiento del Niño Dios la acompañan otras tradiciones que se han ido incorporando y que, en su esencia, no representan nada negativo; pero es imprescindible tener siempre presente que nos alegramos por la llegada del Mesías...

Saludos y feliz navidad.

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