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Una imagen, un poema #70: Bendita la dureza de la piedra

Y el joven Argimiro le dijo a Claudet:
"Cuánta envidia siento por las piedras por no padecer,
dolor alguno, sentimiento malo, tristeza grande,
nada en este mundo le puede doler".

En cambio los hombres,
desde chiquito nos toca llorar,
que si para que nos carguen,
que si tenemos sueño,
y hasta para que nos vengan a alimentar.

En un solo llantén, la vida se nos va,
y el corazón como una pasa,
arrugadito demás,
no aguanta un nuevo desamor,
porque amenaza con explotar
y uno se agarra el pecho duro,
porque conoce su fragilidad".

Y Claudet mira a Argimiro
y le dice que deje la payasá,
que si quiere ser piedra, que sea piedra,
que eso a nadie le puede importar.

Y Argimiro suspira y la vuelve a mirar,
y busca fuerzas y de nuevo comienza a hablar:
"Envidio a las piedras por no sentir,
pero eso tal vez no sea verdad,
porque si no sintiera como las piedras, Claudet,
de ti no me pudiera enamorar
y no sintiera esto tan grande,
que hasta me cuesta respirar".

HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD, AMIGOS