Te conviertes en parte de mí.
Digamos que no sabía qué decisión tomar, hasta que te conocí más a fondo, tu rostro era hermoso, tu pelo castaño, tus ojos color café brillaban, y tu sonrisa era perfecta, me encontraba en un mar de confusiones, pero contigo fue cómo si todo se calmara, y me abrieras una nueva visión que pondría aprueba.
Ambos reíamos, y aunque no lo notaras comenzaría a debilitarme ante tu presencia, una voz grave se convertiría en una chillona, y con lo que antes te hablaba de lo más normal, empezaría a trabarme, sentía cómo mis mejillas se sonrojaban, y por más que intentara ocultarlo, sé que de igual manera te diste cuenta.
No era algo extraño, porque también lo hacías, cada cinco segundos decía una palabra y reías de la nada, lo que provocaba que yo también lo hiciera. A medida que pasaba la noche la música sonaba, y entre el medio de cantos a todo pulmón, me levanto de la silla extendiéndote la mano, invitándote a bailar.
No sabías, yo tampoco, pero aun así, quisimos hacer el ridículo juntos, tome tu mano, la otra la pose sobre tu cintura, te agarre con delicadeza, mientras que todos nos veían comenzamos a bailar de un lado a otro, me sentía de una forma muy linda, y entre el medio de pasos al azar posaste tu cabeza en mi hombro, haciéndome saber que estaba en el lugar adecuado.
Todos en la pista se abrieron paso, y nos veían con una cara de encanto, solo prestándonos atención a ambos. Estuvimos bailando los siguientes veinte minutos, hasta cansarnos y sentarnos, no nos podíamos ver las caras con la misma mirada, y es que ya los sentimientos eran claros.
Esa noche lo último que hice, fue ponerte la cadenita de cinco estrellas alrededor del cuello, mientras varias personas clavaban sus miradas en nosotros, noté par de cosas en tu cuerpo que me cautivaron, tal vez sean esos lunares en la parte alta de tu espalda, o quizás las pecas en tu cara, pero comenzaría a caer en un abismo que me trae recuerdos de pequeño.
Era tarde, me tenía que ir, fui al baño, y al regresar te estaba buscando pero no te veía, me despedí de todos aun buscándote, alzo la mirada y te veo en la lejanía, avancé hasta llegar al sitio donde te encontrabas, y con una risa de lado a lado me despedí con un beso en la mejilla diciendo nos vemos el fin de semana.
No quise voltear atrás, pero no me pude contener y lo hice, reías, y con eso yo de igual manera, avanzando con el pensamiento de un romance a tu lado, he notado que después de todo eso no te dejo de pensar……
