No tengo miedo a enfermarme.

O mejor dicho no le tengo miedo al covid, jamás lo tuve, trabaje durante toda la pandemia en un servicio de salud porque soy psicóloga.

Confío en mi cuerpo, en mi sistema inmunológico, considero que tengo una muy buena salud, soy una mina fuerte.

El covid me paso cerca muchas veces, sin embargo, nunca me contagie.

Estoy vacunada justamente por lo mismo, por trabajar en salud, soy del grupo que se vacuno primero.

Aun así, el covid me pesco, o yo lo pesque a él… qué más da.

El covid me encontró en el medio de la nada, ¿cómo es eso? Como lo leen, ya les he contado que vivo en el medio del campo, no suelo ir mucho a la ciudad, pero donde vivo recibo gente permanentemente, porque trabajo en un centro de yoga.

Ese fin de semana recibimos a un grupo que se quedó 5 días, algo que no suele suceder, un grupo intenso, con una energía pesada, invasiva, de los iluminados berretas como me gusta llamarlos.

Entonces sin miedo, vacunada, en el medio del campo, y sin tener contacto estrecho con nadie contagiado he sido víctima del covid.

Del virus no puedo decir nada que no sepan, ¿una gripe fuerte? Sí así es, pero lo que me llamo más la atención fue lo que se genera en torno a él.

Permanecer aislada 10 días, sin tener demasiado contacto humano, es mucho.
Si encima sos una persona a la cual le cuesta pedir ayuda, y recibirla, es un montón.

Por suerte tengo la capacidad de revisarme y revisar mi entorno, el contexto, ir tan adentro que me es inevitable no llegar al hueso del asunto y sacar mis propias conclusiones.

Conoci Valencia de la mano de mi gran amiga, la Naty

Entendí o me quedo mucho más claro que somos seres sociales, que por más autosuficientes y solitarios que podamos ser, necesitamos al otro, una palabra, un ¿cómo estás? ¿Necesitas algo? Y sobre todo el contacto físico.

Un abrazo se vuelve megaultra necesario, pero no se puede. Al menos durante ese periodo.

momentos compartidos en este lugar que me dio y me da mucho

Del covid me quedo la importancia de los vínculos, de sostenernos mutuamente, del poder de la creatividad cuando el contexto es adverso y los días se vuelven eternos.

De que, aunque en momentos oscuros todo se vuelve más sombrío, te juro que pasa.
Aprendí sobre la impermanencia, de que nada es para siempre, pero para siempre puede ser un instante, un momento de absoluta conexión con vos, con el otro, con el entorno.

De lo hermoso que estar bajo el calorcito del sol y que la comida te llegue calentita, aunque no te sepa a nada, perder el gusto y el olfato te sumerge en una burbuja de sin sentido, pero te agudiza tanto otros.

Que siempre hay algo que va a faltar, pero lo importante es que no te faltes vos, que no te falles.

Que sos la única, el único, que sabe lo que necesita y se lo puede dar, se lo TIENE que dar.

Que sacar belleza del caos es una virtud de pocos, pero se puede.

La bella Barcelona, sus atractivos, y mi pelo largo

Agradezco a las personas que han estado cerca mío, agradezco a la vida por mostrarme lo que necesito aprender, me agradezco a mí misma por dejar que las experiencias me atraviesen, me sacudan y desordenen.

Siempre se puede volver a ordenar, y que el orden sea distinto, otro.
El covid, el aislamiento, las eternas charlas que tuve con @belenguerra me hicieron ver que había algo que ya no iba.

Que la incomodidad que estaba sintiendo era mucha.
Que el costo que estaba pagando por permanecer ahí, en ese lugar, esa casa, con esa energía a veces muy baja, era demasiado.

Que no había traspasado medio mundo, y sobre todo tantos miedos y creencias, para volver a lo mismo.

Porque si bien es cierto que me fui de mi país porque no había ningún tipo de proyección a futuro, también y sobre todo, me fui para cambiar de posición en la vida.

siempre me bajo en el mismo lugar para coger el tren, Arco del TRIUNFO

Me fui a buscar mi familia en otro lugar, me fui en búsqueda de otro hogar, de otros hogares.
Y me di cuenta que el primer hogar a habitar soy yo mi cuerpo, mi alma, y en eso estoy, seguramente haya gente que puede hacer el mismo proceso sin necesidad de irse.

Yo no pude, lo intenté.

Sí, es cierto que nunca está bueno enfermarse, pero gracias al covid, algo se revelo, se dejó ver con más claridad y lo agradezco.

Confío en mí, en la vida y el universo que es tan sabio.
¡Soy feliz de vivir!

Gracias por venir,
Con amor,

Sol