Hay un lugar muy bonito en mi ciudad al que tengo tiempo con ganas de ir. El asunto es, que ya sea por razones de las dinámicas en las que me desenvuelvo o por razones de presupuesto, no había podido ir. Ya pasadas las fiestas navideñas, pues! queda recogerse y empezar las labores, aunque de vez en cuando, nos demos una escapadita. Sin embargo, jamás pensé que, esa escapada iba a ser tan pronto jajajaja.

      Mi esposo es un hombre muy detallista y romántico. A él no le hacen faltan fechas ni lugares predeterminados para consentirme. Eso, es una de las cosas que me ha mantenido enamorada de él, cada vez más, con el pasar de los años.

      Bueno, hoy, "sin son ni ton", como decimos en Venezuela, me dijo que quería dar una vuelta. Se vistió muy informal y, yo que creía que íbamos a dar un paseo, me puse ropa sport. Mi primera sorpresa fue ver la ruta hacia la que nos dirigíamos. Él, muy pícaro, se hacía el desentendido, aunque en su cara se notaba la alegría de su travesura.

      Por supuesto, que al acercarnos al lugar, me dí cuenta de lo que había planeado para mi. Fue un instante hermoso!! La pasamos muy bien. Aún el restaurante está con la decoración de navidad, así que estaba súper bello.

      Nos comimos unas tapitas y nos tomamos un par cervezas y una botellita de vino. Me siento muy feliz por este día. Estoy agradecida de Dios y de la vida por este compañero que me ha dado y por los momentos maravillosos que compartimos.