Hoy les comento, que son unos de esos días largos, en los cuales se te une el día con la noche, y así sucesivamente con el siguiente día, en dónde las horas pasan de madrugada y uno aquí velandole el sueño a nuestra pequeña, o aplicando medio físico para bajarle la temperatura.

Ya del dengue estaba estable, han mejorado un poco las alteraciones hematológicas, pero el día de ayer cuando procedo a cambiarle la vía, ne doy cuenta que tuvo una complicación en el sitio de venopuncion, en dónde se veían signos de flogosis (rubor, calor, dolor) y comenzó a tener páramo, continuamente de forma inmediata la temperatura se monto en 41,9°C, es decir, extremadamente alta y más para una niña de esa edad, (9 años), en los cuál el riesgo de convulsiones estaba en 99% aproximadamente.

Momentos de angustia y desesperación, al mismo momento que la frotaba con compresas de agua tibia, para ir disminuyendo la temperatura, le di su acetaminofén, clamaba a Dios, de rodillas no paraba de orar, pidiendo por la salud de mi hija, lo peor que puede sentir una madre en momentos de riesgo de un hijo.

Me decido trasladarla a la clínica donde laboro para hospitalizarla, cuando iba en camino llame a unas colegas que me ayudarán, pues yo iba con mi alma destrozada, efectivamente al llegar a la clínica ya ellas me esperaban para auxiliarme, a Dios gracias, y todas las personas que puso en mi camino para que nos ayudaran.

Tiene la mano muy inflamada con dolor y limitación a la movilización, más sin embargo, han cedido los picos febriles en cuanto a la intensidad, es decir que no son tan altos, y tolera la vía oral.