El mañana es hoy! reza un cartel al frente de un edificio de los más grandes de la ciudad, al entrar lagente se maravilla con la tecnología que el centro posee, tanto así que los vidrios de la recepción son unas pantallas con un potente procesador que esta ubicado en una esquina prácticamente imperceptibles a la vista.

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La oferta de ese día mantiene a miles de personas en línea por varias cuadras alrededor del edificio expectantes, por la promesa deuna minicomputadora de ultima generación, sin embargo no decía mucho más,sin explicaciones del como o de cuando, solo que era gratis.

Las personas que pasaban eran llevadas a la parte alta del edificio y durante las primeras 12 horas de apertura nadie salió del mismo, solo luego de este largo tiempo comenzaron a salir de la parte trasera, sin hablar con nadie y sin señales de la minicomputadora.

Los felices nuevos usuarios tenían una interfaz conectada a los nervios que permitiá al sistema operativo acceso a su visión, audición pensamientos, e incluso movimientos.

Terminado el experimento, la empresa tenía en si misma un ejercito latentede personas que podrían programar para realizar cualquier cosa que esta requiriera, la minicomputadoa tenía su Hardware, las personas en si mismas.

Tomorrow is today! says a sign in front of one of the largest buildings in the city, upon entering the people are amazed with the technology that the center has, so much so that the windows of the reception are screens with a powerful processor that is located in a corner virtually imperceptible to the eye.

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The offer that day kept thousands of people lined up for several blocks around the building expectantly, for the promise of a state-of-the-art minicomputer, however it did not say much more, with no explanation of how or when, only that it was free.

The people who passed by were taken to the top of the building and during the first 12 hours of opening no one left the building, only after this long time they started to leave from the back, without talking to anyone and with no sign of the minicomputer.

The happy new users had an interface connected to their nerves that allowed the operating system access to their vision, hearing, thoughts, and even movements.

When the experiment was over, the company had in itself a latent army of people who could be programmed to do whatever it required, the minicomputer had its hardware, the people themselves.

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