Los museos y el ancla

Las noticias del día 18 de mayo, iniciaron con la conmemoración del día de los museos; la pregunta que surgió de inmediato fue si en este año 2020 debido a la pandemia mundial, estarán abiertos; pues se sabe que hay fronteras cerradas a nivel mundial; los administradores y responsables de estos centros culturales y turísticos, reportan tristeza y pérdidas. Quizás algunos opten por la visita virtual, agradeciendo las tecnologías y los tiempos dentro de los hogares. Esta festividad toma forma social desde 1977, con la idea de resaltar el intercambio de las historias de cada rincón de la humanidad.

El caminante recordó su última visita a la isla tropical caribeña, donde paso su niñez y parte de su primera juventud. Al pasar por bahía Hansa observó esta gran ancla; y pensó que tal vez le habían acondicionado un museo a la figura del anclaje, donde paso a paso, quizás explicarían su existencia y por qué hace parte de la cultura costera y marina. En un reborde de un ancla hay una cita en el libro bíblico de hebreos 6:19 que dice: “hemos de aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece; ella es como un ancla espiritual, segura y firme”

Quienes hemos estado en un embarcación, nos damos cuenta que lleva una o dos anclas, ellas al ser lanzadas al mar, tienen la responsabilidad de aferrarse al suelo marino, para no dejar mover la embarcación, cuando esta quieta, por recreación, o Por reparación de algún motor; entonces el ancla da firmeza y confianza que no se estará a la deriva, por la fuerza de las olas o del viento. De ahí, se ha creado toda una cultura en base a ese principio de seguridad, que los teólogos y poetas se han valido para enseñar principios.

Al observar un ancla sumergida bajo un puente, recordé al abuelo cuando contaba un mar de anécdotas e historias, relacionadas con los anclajes de los grandes buques de carga donde fue marino de cubierta; una de esas maniobras dice que cuando el barco llega a puerto y va a atracar o estacionarse, un ancla quedará en el fondo, para que cuando vayan a zarpar de nuevo a mar adentro, ella sirva de apoyo y se facilite la salida del muelle. Estas anclas e historias son dignas de un museo marino.