Hubo una espeluznante oscuridad en las profundidades del mar. Las especies marinas estaban desorientadas, chocaban unas con otras y con las rocas a su alrededor.

Parecía que una extraña fuerza los hacía dar vuelta alrededor de un remolino que surgía del fondo es la medida que salía un inmenso globos con aros de luces que arrastraba todo mientras giraban.

De pronto salió un pulpo, y con sus grandes tentáculos logro detener por un instante los anillos luminosos. Y la esfera se abrió y surgieron unas pequeñas burbujas que parecían naves espaciales en aquel misterioso lugar alienígena.

Las naves agregaban un líquido verde llamado clorofila, que al estar en contacto con el sueño hacia surgir plantas que salían a la superficie. Y apartaban el agua.

Pero aún el lugar estaba desolado porque las criaturas marinas se habían alejado. Solo quedaba el pulpo, el cual se estaba transformando y su gran cabeza se redujo hasta parecer un gran rey. Y se metió en la esfera deteniendo la destrucción.

Así en aquel lugar volvieron a llegar muchos peces pero cuando estaban cerca de la esfera se transformaban en alienígenas y así dentro de las profundidades surgió un nuevo mundo.