Llevo compartiendo con ella desde que ellas tenia veinte días de nacida, es decir tiene conviviendo conmigo ocho años exactos, somos dos alérgicas que han estado en contacto mutuo, y ahora no hay quien nos separe, y como dirían en casa “Layla no es mascota es familia y debe ser tratada con respeto y mucho cariño”.

Aunque es muy dormilona e incluso holgazana, tiende hacer muy traviesa, una de sus ocurrencias, es cuando sabe que le corresponde bañarse, pues la muy viva es tan astuta que busca donde esconderse y no emite ningún ruido, lo cual a veces es preocupante y vuelve a todos locos buscándola, una anécdota que nos hizo ser más familia fue el día que Layla desapareció del lugar donde tenemos el negocio familiar, al no saber nada, ni encontrarla en los locales cercano entramos en pánico y desesperación, tanto que armamos equipos de búsqueda entre la misma familia para salir a buscarla, ese día nos volvimos locos, salimos por todas las calles, llamamos a amigos y conocidos, lloramos, nos desesperamos pero, gracias a Dios Layla no había sufrido ningún daño pues mi tío se la llevo a comprar una gaceta hípica.

Layla, Yaya, Lila o Isabel como acostumbramos a llamarla, es sumamente tranquila pero en el fondo es una fiestera nata, no se pierde un cumpleaños y siempre reclama su pedazo de torta, una de las cualidades que posee es que es una excelente enfermera, una destacada niñera y por sobre todo una fotogénica, tomarle fotos es muy sencillo.

Gracias por su tiempo…

Feliz y bendecida semana, un fuerte abrazo de su amiga ambarve.